Aconsejada por Fer, comparto con ustedes un poco de humor pseudo intelectual para esta semana, espero les saque un par de sonrisas.
Pixel. ¿Medio lleno o medio vacío?
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29/4/10
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STEREO: Regresando de Woodstock, camino a Coachella
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28/4/10
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Peregrinación se define como el viaje de un creyente (o grupo de creyentes) hacia un lugar sagrado según la religión de cada uno, y se trata de un rito en común de las religiones más grandes del mundo: uno de los cinco pilares del islam es la peregrinación a la Mecca y todo muslumán debe asistir a ella por lo menos una vez en su vida. En el catolicismo durante los años de Jubileo se ganan indulgencias por hacer peregrinaje a distintos templos, y además a lo largo del año los fieles piden favores y expían pecados haciendo travesías masivas hasta distintas iglesias. El pueblo judío celebra el Shalosh Regalim, también conocido como las tres fiestas de peregrinación. Los budistas realizan largas caminatas en silencio de un tiemplo a otro... pero, ¿y los paganos?, los paganos también peregrinamos. Durante el mes de abril de cada año miles de personas de todo el mundo buscan llegar a las carpas de Indio, California, para ser parte del festival Coachella; cada año si no se puede, de perdida se intenta hacer la travesíal, y con uno de los festivales más concurrido de los últimos cuatro años se da por comenzada la temporada de festivales musicales y pregrinaciones paganas, que se extiende a lo largo del verano con inumerables festivales a lo largo del continente americano y europeo.
Los festivales de culto han cambiado de nombre, lugar y sede, del mismo modo en que han cambiado la historia. Parecería que cada generación que llega al mundo cree haber inventado la música y, desde Woodstock, junto con esta revelación ha llegado la responsabilidad casi obligatoria de dejar su marca mediante un festival masivo. El cambio ha sido parte del proceso, pues las generaciones que necesitaban manifestar su descontento ante la Guerra Fría y los ataques en Vietnam son distintas de aquellas que se indignaron ante la hambruna en África o la reelección de George W. Bush.
Esta fiebre por los festivales musicales encuentra su origen en Woodstock, por haber sido éste el primer festival artístico masivo que se utilizó como foro político y social. Actualmente más del triple de personas de las que cabían en el venio de Woodstock afirman haber estado en Bethel, Nueva York coreando el lema de “tres días de paz y música”. El subtexto político y pacifista del festival que ahora se recuerda como “hippie” no es una casualidad, pues se llevó a cabo en plena Guerra Fría y durante los sanguinarios años de la Guerra de Vietnam. Previos a Woodstock había habido otros festivales musicales, pero nunca antes la música había unido a una generación en un entorno tan violento y nunca antes una generación había hecho escuchar su voz mediante un concierto. Años después, Live Aid retomaría la idea de organizar a la sociedad a través de la música mediante la tranmisión simultánea de diez conciertos, todos con el objetivo de juntar fondos para ayudar a los esfuerzos en favor de la erradicación del hambre en África, con headliners de la talla de Queen, David Bowie, Mick Jagger y Bob Dylan, unidos al avance de la tecnología en comunicaciones, el festival se convirtió en el concierto con más espectadores de la historia.
El paso de los años y el éxito de los festivales de música han hecho que los haya en todas las épocas del año y zonas del globo terráqueo, al tiempo que se han ido abriendo espacios para cualquier cantidad de géneros músicales; sin embargo, una cosa permanece constante: los festivales más concurridos siempre están un paso más adelante, atrayendo público y artistas de todas partes del mundo que se reúnen para disfrutar de un concierto y una experiencia única, al tiempo que hacen demandas políticas (como las declaraciones en contra de Bush que hizo Madonna en Coachella 2006), piden apoyo humanitario (este año en South by Southwest se pedían y canalizaban donativos para Haití) o denuncian faltas a derechos humanos (el festival de Bonnaroo está apoyando la campaña por el libre acceso a agua limpia e instituciones de salud vendiendo boletos “verdes”)... en fin, lo común de los festivales que se vuelven legendarios es que van mucho más allá de la música, y con los headliners de los más grandes del momento –Coachella, Bonaroo, Summerfest, Rock Werchter y Isle of Wight-- era de esperarse que la mayoría de nosotros intentemos por todos los medios posibles llegar, aunque sea una vez en la vida, a las proverbiales carpas.
Rocío Paniagua
Para encontrar la sonrisa perdida
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A quien me regaló unos crayones con la fe de que hay colores que vuelven.
Perdí mi sonrisa. No esa expresión casi automática, ese esbozo de comunicación que se comprende a través de las experiencias más tempranas de la vida, convertida desde tiempos inmemoriales en cliché de bienaventuranza. Yo perdí la otra, la que salía de lo más hondo de las entrañas, casi inconsciente e imperceptible para mí misma, pero cuya pérdida me ha dejado en el vacío y el desasosiego. Nunca fue tan evidente su existencia hasta que la perdí, quedándome en los labios una mueca torcida y dolorosa como una cicatriz. Intento desesperadamente recuperarla y es en este punto donde la búsqueda comienza, donde renuncio al descanso y vago por las avenidas intentado atraparla de nuevo cual mariposa cuando se era niño.
Una sensación de despojo surge cuando la sonrisa se pierde: se desmoronó mi refugio, se escondieron las estrellas y el único deseo que quedó fue el de poner la cabeza en las vías del tren –aunque desgraciadamente inexistentes en estos tiempos– o el de aventarme de un décimo piso –al menos hasta que alguien mencionó que al caer puedes explotar y salpicar con tus viseras a la gente que pase cerca. La búsqueda de la sonrisa se tornó complicada, una búsqueda difícil, abstracta, más cercana a una quimera que a la realidad. Intenté encontrar una fórmula para sonreír; robarla furtivamente a algún incauto, arrebatarle el motivo de su risa en la calle, en el metro; traerla desde algún recuerdo, pero lo único que llegó fue la melancolía inútil de lo que ya no es. Intenté también cerrar los ojos para ver si estaba adentro, creyendo ingenuamente que se escondía sólo por malicia; busqué desesperadamente en los sueños hasta darme cuenta que el día que perdí la sonrisa, también los perdí a ellos; probé rodearme de gente para mitigar la soledad pero tampoco así llegó la sonrisa; y ya como último recurso, intenté olvidar. Pero después de esto, me sentí aún más perdida, aun más lejos de mi sonrisa que antes…
Y es que en realidad, no hay fórmula para sonreír de nuevo. No funciona la racionalidad, no se trata de cordura, ni de hechos comprobables empíricamente, no existe el método científico. Recuperar la sonrisa perdida requiere valor, valor para salir a buscarla y fracasar en el intento. Valor para salir de nuevo y después de mucho caminar, regresar a revolver mi casa hasta darme cuenta que tampoco está en el closet o guardada en alguna cajita o detrás de algún librero.
Para encontrar mi sonrisa, he dejado de buscarla. Surgió de nuevo el asombro, el asombro por las cosas pequeñas: la posición de las estrellas, el olor a frío, el color del sol, los lunes, los martes, los eneros y los diciembres. Sólo se requiere asombro, por lo que sea, por lo que se quiera, por todo y por nada. Pero también necesito esperanza, certeza de que siempre hay esperanza, porque aunque Nietzsche afirme que “es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre”, aunque se crea que por fundarse en lo incierto, en lo desconocido, no vale la pena, la verdad es que nadie conoce nada –que es todo. Reconozco en mí esa incertidumbre inherente a la existencia humana, y es aterradora. Por eso estoy parada al borde del abismo, abrazando mi esperanza –que es incertidumbre–, observando mi fragilidad y entonces aquí, en este preciso instante, siento que encontraré la sonrisa, la sonrisa perdida… Para eso sirve la esperanza, para dejar de buscar y dar un paso al frente.
América Quetzalli Vera Balanzario
Protesta
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27/4/10
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Esta semana sólo escribo dos renglones a modo de protesta por dos hechos internacionales que tienen que ver con la libertad de expresión y la justicia. El primero es mi suma al apoyo internacional que ha recibido el juez español Baltasar Garzón quien, como sugerí en una columna anterior, fue acusado del delito de prevaricación. Aquí entra un dilema de qué es más justo, lo que dice un papel o lo que dice un pueblo. Garzón, el juez más docto que pueda encontrarse en estos días, ha recibido un apoyo inmenso de cientos de miles de personas no sólo en España, sino en muchas partes del mundo (incluida la comunidad de exiliados en México) por buscar justicia contra los delitos del franquismo y los cientos de miles de personas desaparecidas durante la dictadura.
El otro asunto es la ahora famosa ley SB1070 firmada por la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, el pasado 23 de abril, que permite detener a cualquier individuo que tenga pinta de inmigrante (lo que sea que eso signifique) y, de no estar documentado, estará cometiendo un delito menor por el simple hecho de existir. Todo inmigrante legal que viva en Arizona, entonces, deberá ir cargando un bonche de papeles por si a un policía se le ocurre preguntarle si es o no inmigrante cuando vaya al supermercado, cuando vaya a la tienda o cuando saque a pasear al perro, como si fuera la Alemania nazi en la que había que salir a la calle con un brazalete con la imagen de la Estrella de David si se era judío. Y eso son sólo los legales: los ilegales serán tratados como criminales, pero confiando en la humanidad y “buena onda” de la policía de Arizona y su excelentísimo trato con los inmigrantes, seguramente se salvarán de un abuso.
Lo único que me saca una sonrisa es que, como vaticiné la columna de la semana pasada, Antanas Mockus, candidato a la presidencia de Colombia por el Partido Verde, ya sobrepasó a Juan Manuel Santos en las encuestas para segunda vuelta, aunque para primera vuelta se encuentran en un empate técnico.
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Desde el oriente. La vida más allá de la muerte
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26/4/10
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“Porque la muerte es segura para el que ha nacido, no llores por lo inevitable”
Bhagavad Gita
Según el Baghavad Gita se cree que el alma de la persona que ha muerto está en un camino hacia el siguiente nivel de existencia en ese tiempo. Desde la perspectiva hinduista, toda la vida es una preparación para la muerte y el más allá.
Según la creencia hinduista, Kali, consorte de Shiva el dios de la destrucción, es la diosa de la muerte, el tiempo y el cambio. Es importante resaltar estos últimos dos atributos, porque en la concepción hinduista, la muerte se ve como una transición a otro estado existencial; el cuerpo entonces es sólo una vasija que contiene el alma transitoriamente. Lejos de considerarse como algo positivo, el regreso a la vida implica la repetición de la limitación, del sufrimiento, de la muerte, y vincula el alma a la materia. Estos aspectos los retoma el budismo, pero sustituye el Brahma Absoluto por el Buda interno, que cada uno, sin distinción alguna de casta, puede alcanzar. Por ello, se intenta detener estos ciclos de manera consciente por medio de un camino espiritual en el transcurso de la existencia material. Esto reviste de gran importancia el ritual funerario, pues es la transición de un estadio existencial a otro.
La tradición hinduista del camino de la ritualidad, de la devoción y del conocimiento proviene del siglo VI a.C. y es la fuente principal del dharma o “deber social” de la casta de los brahmanes. De adolescente, como brahmacarin, se formaba bajo la guía de un maestro espiritual o guru, por medio del estudio y la castidad, después entraba a la comunidad con el matrimonio y asumía las funciones de grihastha, padre de familia, ocupándose del bienestar de la familia y los placeres pasionales. Una vez convertido en abuelo de un descendiente masculino se aislaba como vanaprastha, ermitaño; en la cuarta y última fase se preparaba para abandonar la existencia, convirtiéndose en asceta itinerante o sannyasin, desprovisto de todo interés y vinculación mundanas. Al inicio de cada fase se realiza una samskara o “impresión mental”, que es una ceremonia donde se recitan oraciones a fin de purificar el estado mental del individuo, pues esto construye el carácter del individuo (influido por las impresiones de vidas anteriores), que se forma por hábitos repetidos que determinan el actuar del individuo en el presente y el futuro. De tal manera, estas ceremonias ayudan al individuo a pasar positivamente de una fase a otra. Este tradición está destinada a alcanzar la moksha o la liberación del alma, aunque sólo es regla para la casta de los brahmanes, y parcialmente seguido por otras castas. En la actualidad, los brahmanes tratan de seguir este sendero, pero muchos de ellos, sobre todo los de la diáspora, tienen profesiones alternas como ingenieros, médicos, sin olvidar sus obligaciones como guías espirituales. De esta manera, la vida se concibe como un ser-hacia-la-muerte en términos heideggerianos, donde cada etapa muestra un estadio de formación hacia la salida del samsara (ciclo de reencarnaciones) y la liberación del alma, o en el lenguaje budista, hacia el Nirvana.
La cremación es el método funerario preferido por los hinduistas a fin de liberar al alma de su existencia terrenal. Los hinduistas creen que el cuerpo astral permanecerá mientras el cuerpo físico esté visible. Si el cuerpo no se crema “el alma permanece cerca por semanas o meses”. La excepción a este ritual son los niños y los santos, quienes son enterrados. La ceremonia típica de cremación comienza con el rito de limpieza, vestimenta y adorno del cadáver y esta debe realizarse en al anochecer o en el alba en las cercanías de un río sagrado (que en la India lo son la mayoría). Es notorio que los familiares acompañantes deben ser hombres. El cuerpo se lleva a la pira en camilla con su cabeza viendo hacia el sur y se cantan oraciones como el Ram Nam Satya Hai, en honor de Yama, juez de los muertos. El sacerdote o el hijo mayor toma los pedazos de leña de la hierba sagrada kusha, la echa a la pira y da una vuelta a la pira en contra de las manecillas del reloj – pues todo es al revés en la muerte. Después prende la pira y entonces ya es una ofrenda al dios Agni. Desde tiempos védicos, el fuego transmite el ofrecimiento al cielo, algo contrario a las creencias de los Parsis (zoroastrianos), quienes consideran el agua y el fuego como sagrados, por lo que dejan a sus muertos desintegrarse a la intemperie. Una vez que el cadáver está calcinado, el plañidero realiza el kapalakriya o ritual del cráneo, al romper el cráneo con una rama de bambú para liberar el alma del cuerpo. Después de la cremación, algunas cenizas se arrojan al río, preferiblemente el Ganges, y los dolientes se retiran sin mirar atrás. Esta procesión es típica en los ghats o escalones de baño de Benarés, la ciudad sagrada hindú donde los creyentes van a limpiar sus pecados o a incinerar a sus parientes, pues se cree que el Ganges ofrece el moksha, la única manera de alcanzarlo para las castas que no son brahmanes. La muerte se considera un acontecimiento cargado de contaminación para los parientes del difunto, por lo que el transporte del cadáver al cementerio, la incineración y el regreso de los vivos a su morada vienen acompañados de múltiples actos de purificación como baños en ríos sagrados. De esta forma, la incineración es el método más común para liberar el alma del cuerpo y la etapa inicial en el camino de ésta hacia un estadio existencial superior.
El ritual funerario no termina con la eliminación del cuerpo. A fin de asegurar el viaje del difunto hacia el otro mundo, se lleva a cabo un ritual de once días llamado shraddha. Este consiste en el ofrecimiento diario de bolitas de arroz, llamadas pindas, que suministran un cuerpo transitorio y simbólico para el muerto. Los familiares llevan una dieta rigurosa que prohíbe la sal, algunas verduras y carne. También deben usar prendas blancas y evitar aquello hecho de piel como cinturones, zapatos, etc. En el doceavo día, el alma alcanza su destino y se une a sus ancestros. Se considera que la familia es impura durante varias semanas después del funeral, por lo que no deben asistir a fiestas religiosas ni comer cierto tipo de alimentos como los dulces. Este es el período oficial de luto. El cumplimiento de estas reglas no escritas asegura el paso del difunto hacia un mayor nivel de existencia, lo que demuestra el nivel de conexión entre el difunto y sus familiares, quien, a pesar de sus actos durante su existencia material, depende en última instancia de las exequias de sus allegados. En el primer aniversario, los familiares ofrecen comida y oraciones al muerto por medio de sacerdotes brahmanes y arreglan la colocación de las cenizas sobrantes. La familia decide si lanza las cenizas a un río local o, si tiene los recursos, a los Himalayas, lugar sagrado hinduista. La liberación del alma comprende la experiencia de unión con el Brahma, o el Absoluto. Cabe destacar que en el hinduismo, las deidades no son sino representaciones diversas del Brahma, el espíritu absoluto que abarca todo el universo, por lo que el deseo de todo hinduista es ser parte de su infinita existencia.
En suma, el ritual funerario tradicional del hinduismo muestra una tendencia casi universal del ser humano de trascender la existencia terrenal y encontrarle un sentido espiritual. El papel que desempeñan los familiares y amigos durante esta ceremonia es un signo de la importancia que tiene para el ser humano la convivencia en sociedad y la interdependencia. Un punto esencial para el hinduismo es el aprendizaje, expresado en devoción y conocimiento, adquirido en las vidas anteriores a fin de alcanzar el Absoluto.
El ritual funerario no termina con la eliminación del cuerpo. A fin de asegurar el viaje del difunto hacia el otro mundo, se lleva a cabo un ritual de once días llamado shraddha. Este consiste en el ofrecimiento diario de bolitas de arroz, llamadas pindas, que suministran un cuerpo transitorio y simbólico para el muerto. Los familiares llevan una dieta rigurosa que prohíbe la sal, algunas verduras y carne. También deben usar prendas blancas y evitar aquello hecho de piel como cinturones, zapatos, etc. En el doceavo día, el alma alcanza su destino y se une a sus ancestros. Se considera que la familia es impura durante varias semanas después del funeral, por lo que no deben asistir a fiestas religiosas ni comer cierto tipo de alimentos como los dulces. Este es el período oficial de luto. El cumplimiento de estas reglas no escritas asegura el paso del difunto hacia un mayor nivel de existencia, lo que demuestra el nivel de conexión entre el difunto y sus familiares, quien, a pesar de sus actos durante su existencia material, depende en última instancia de las exequias de sus allegados. En el primer aniversario, los familiares ofrecen comida y oraciones al muerto por medio de sacerdotes brahmanes y arreglan la colocación de las cenizas sobrantes. La familia decide si lanza las cenizas a un río local o, si tiene los recursos, a los Himalayas, lugar sagrado hinduista. La liberación del alma comprende la experiencia de unión con el Brahma, o el Absoluto. Cabe destacar que en el hinduismo, las deidades no son sino representaciones diversas del Brahma, el espíritu absoluto que abarca todo el universo, por lo que el deseo de todo hinduista es ser parte de su infinita existencia.
En suma, el ritual funerario tradicional del hinduismo muestra una tendencia casi universal del ser humano de trascender la existencia terrenal y encontrarle un sentido espiritual. El papel que desempeñan los familiares y amigos durante esta ceremonia es un signo de la importancia que tiene para el ser humano la convivencia en sociedad y la interdependencia. Un punto esencial para el hinduismo es el aprendizaje, expresado en devoción y conocimiento, adquirido en las vidas anteriores a fin de alcanzar el Absoluto.
Xicoténcatl, 9. Los confiictos en el sindicalismo histriónico
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Para el profesor Arnaut
La Asociación Nacional de Actores está por llegar a la “década terrible”, un período marcado por pugnas internas, vacíos legales y peleas en la Junta de Conciliación y Arbitraje. Un grupo había ostentado el poder: Juan Imperio-Lilia Aragón. Desde este mes las cosas parecen poder cambiar bajo el liderazgo de Silvia Pinal y un gabinete plural y experto en disidencia, por tanto, con propuestas claras de cambio y de reorganización. En unos meses veremos si la ANDA como organización sindical puede y sabe vivir en un nuevo orden de cosas, donde su secretario general ya no obligatoriamente esté en San Lázaro y donde ya no son parte integrante del aparato corporativo del PRI. Donde además no es válido que su dirigente utilice las instalaciones de la organización como cuarto de guerra en su campaña para la diputación federal.
En 1934 Mario Moreno Reyes, Jorge Negrete, la legendaria María Tereza Montoya y otros fundaron la Asociación Nacional de Actores luego de salirse de la Unión Mexicana de Actores.
En la formación de la ANDA hubo varios grupos que después se unificaron en torno de objetivos claros, como separarse del STIC (Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica) y lograr el reconocimiento del gobierno que emponzoñado por la posición anti ANDA de Fidel Velázquez, se negaba a reconocer la preeminencia de la organización como unificadora de los actores mexicanos.
Sin embargo, la organización ha sido golpeada en varias ocasiones por conflictos internos que enfrentaron incluso a algunos grupos con otros que tenían el apoyo de Los Pinos. Después de la “inmaculada” dirigencia de Fernando Soler, de Ángel T. Salas y de Jorge Mondragón llegó Mario Moreno “Cantinflas” a la Secretaría General y fue en 1944 cuando empezó el primer gran conflicto del gremio actoral. Mario Moreno perdió las elecciones para reelegirse contra Jorge Negrete, a partir de ahí se dedicó a denostar el trabajo del “Charro cantor” y su planilla. Fue en este período, durante el gobierno de Miguel Alemán cuando se orquestó una campaña en contra de Jorge Negrete, argumentando que era un amigo del régimen de Franco (por frecuentar España para grabar una cinta) y que, por lo tanto, era un “contrarrevolucionario que atentaba contra la estabilidad” de las instituciones del país, como si en este país, en el período de Miguel Alemán alguien se acordara de la Revolución practicándola. Jorge Negrete no sólo consolidó internamente a la ANDA en sus dos períodos, sino que logró colocarla como la única organización de histriones con importancia nacional. Discípulo suyo en el sindicalismo histriónico fue Rodolfo Echeverría Álvarez, Rodolfo Landa en los carteles de cine, y líder durante 13 años de la organización.
El segundo período de conflictos fue el de Jaime Fernández, hermano de Emilio “El Indio”. De 1966 a 1977 es que surge una corriente muy importante de disidencia que amenaza con salirse de la ANDA y formar una organización paralela, lo que al final no sucede, pero que deja claro que las divisiones exhibidas durante el período de Jorge Negrete no han pasado.
El tercer período de conflictos que no sabemos si ha terminado es el iniciado en la administración de Juan Imperio, acentuado con fraudes electorales y financieros que la disidencia ha denunciado. El grupo de Juan Imperio y Lilia Aragón llegó en 2002 (incluso poco antes) y al parecer tenía pensado quedarse, hasta que los conflictos aumentaron gradualmente y redujeron a nada el apoyo de este grupo. Ese es un conflicto latente, aún después de consumada la elección de Silvia Pinal como líder de la organización en sustitución de Lilia Aragón del Rivero, ex diputada (fue suplente de Elba Esther Gordillo) y la lideresa más impugnada por las corrientes disidentes lideradas por Julio Alemán, Evangelina Elizondo y acaso Ernesto Gómez Cruz. El grupo de Lilia Aragón creyó sumar legitimidad teniendo de su lado a uno de los Reynoso, a los señores Moreno (hijos de José Elías Moreno), hasta a Luis Gatica, hijo de Mapita Cortés, una pionera de la organización. Y con esa aparente legitimidad se incurrió en tropiezo tras tropiezo, que terminó en una batalla legal entre Lilia y la disidencia. Las implicaciones de los conflictos en la ANDA no son para menos, pues es posible afirmar que es una organización bastante jerarquizada, permeada aún por la filiación al PRI (tan sólo el grupo de Lilia Aragón como ejemplo) y por la existencia de grupos circunstanciales con posibilidades casi nulas de actuación, pero que aprovecharon la coyuntura de división y se unificaron en torno a dos candidaturas disímiles pero comprometidas en la militancia anti aragonista.
Silvia Pinal y Ernesto Gómez Cruz fueron los dos candidatos a la secretaría general, ambos discordes con Lilia Aragón y cuya propuesta se centró en limpiar a la organización de corrupción e irregularidades y empezar con una auditoría externa para determinar responsabilidades administrativas en contra de la ex lideresa. La forma en la que se integró la planilla es plural, incluyendo a María Rojo, Evangelina Elizondo, Amparo Garrido, en una integración 4 a 3, es decir, cuatro secretarios de Silvia Pinal y 3 de Ernesto Gómez Cruz.
Al parecer la democracia está llegando a la Asociación Nacional de Actores, al menos hasta el sábado 24 de abril cuando se frustró la primera asamblea que presidiría Silvia Pinal, por falta de quórum. Los actores deberían saber extirpar a los grupos que hacen daño a su gremio, ciertamente muy golpeado en lo económico, porque a veces esos grupos se especializan en fabricar faltas de quórum, aunque esa especialidad sea poco original y poco creativa.
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Mariposas paralíticas. El café estaba insípido
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25/4/10
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Estoy tranquilamente esperando que por la esquina,
dentro del centro comercial blanco,
aparezca por fin el tiranosaurio.
Asomará su cabeza perfecta,
emitiendo un rugido tan animal cuanto sincero
y las hormiguitas socializadas que se pavonean abajo,
unas tomando la mano de la novia y otras envidiándolas,
chillarán y echarán a correr a una velocidad que no alcanzan las piernas,
sino la sangre.
Entonces yo, ilustrada como Voltaire,
diré a mi joven acompañante,
petrificado al otro lado de la mesa
y apunto de correr:
−los tiranosaurios sólo persiguen objetivos en movimiento,
quedarse quieto es la mejor manera de pasar desapercibido –
−lo vi en Jurassic Park −.
Él me mira incrédulo, no sabe qué hacer,
sus imaginarios ojos se cristalizan de terror.
No sé si le horroriza más mi consejo,
o que el tiranosaurio haya dejado a tres con sus partes regadas por el suelo
y justamente ahora se esté tragando al cuarto,
moviendo la cabeza,
como diciendo “no” rotundamente.
Mi ex acompañante huyó, allá el.
Yo estoy más segura cerca del tiranosaurio,
sin moverme, tomando café.
En poco tiempo tendré que irme,
antes de que expiren las dos horas del boleto de estacionamiento y el tiranosaurio comience a destruir todo con su cola.
La gente que salga del cine, pensará que sigue dentro.
Por Amparo y Elvira
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Pixel. I would have married her if I could
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22/4/10
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Muchas veces, cuando pensamos en matrimonio entre homosexuales, no necesariamente pensamos en todo lo que esta institución representa. Quienes lo defendemos, nos quedamos, en el plano de los derechos de los homosexuales, y quienes se oponen, en el plano de los derechos de los niños. Pero el matrimonio, además del derecho a la adopción, también lleva consigo el derecho a seguridad social; derechos que no son reconocidos en sociedad de convivencia. La aprobación de la ALDF del matrimonio entre personas del mismo sexo, según la diputada del PRD Leticia Quezada, llena el vacío que dejó la Ley de Convivencia del 2006 y permite que los homosexuales puedan acceder a una equidad e igualdad de derechos. Me parece significa un gran progreso en materia legal que conllevará un gran progreso social, pero hay quienes opinan lo contrario.
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Inoculaciones. Licantropía
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21/4/10
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A Licaón, mi padre.
A veces asombra la capacidad criminal del ser humano, al grado que muchos desean imprimirle el calificativo de antinatural, y no sin razones: la naturaleza del hombre es social, el intento de destruir a los demás debe entonces ser una anomalía. La situación que lleva a una persona al intento de homicidio puede ser toda su historia o tan solo unos minutos, pero siempre existe una delgada línea que separa tajantemente lo posible de lo inevitable, y cruzarla puede no requerir más de un segundo. Una vez rebasado ese punto – cuando se guarda la pistola en la mochila, cuando se mantiene el pie presionando el acelerador, cuando decidimos por instinto defendernos con el cuchillo de cocina – ya no hay regreso: la transformación ha ocurrido, priva la bestia sobre el hombre.
El licántropo rebaza los límites que el ser humano intenta fijar a su propia naturaleza. Se define por su único sentido de ser: destruir y exceder las condiciones normales de la vida. Es una criatura con todos los medios para despedazar a sus vecinos, amigos y familiares sin una pizca de duda o misericordia. Ha sido creado justamente para fijar ese punto en que se vuelve inadmisible que un hombre siga siendo hombre, el instante en que hay luna llena y no queda nada civilizado en el engendro. Así, el hombre lobo abandona la sociedad con el objetivo irrefrenable de acabar con ella. Porque de no llamarlo monstruo, nos veríamos obligados a reconocer aquello que nos aterra de él como parte de nosotros.
Su mayor crédito está en su pureza: es un impulso arbitrario e irrefrenable. El hombre lobo es probablemente la única figura del terror, vinculada directamente al ser humano por la metamorfosis, que no ha sido humanizada. Su crimen no tiene justificación alguna: no comparte la inocencia o la ignorancia del Frankenstein que ahoga a una niña creyéndola una flor; no tiene la elegancia seductora ni la tarea diabólica del vampiro clásico; con el moderno no comparte la autocompasión ni el sufrimiento por su condena. Sólo el hombre lobo representa con plena honestidad el deseo atroz de devastar todo lo vivo: de la maldad de aquéllas quimeras a la del licántropo hay un abismo de suciedad que más vale no mirar de cerca. Su conducta no tiene explicación. Es el destilado más perfecto del odio por el prójimo. Y si bien el ser humano es por naturaleza un animal social, subsiste en cada hombre el deseo de destruir a todos los demás.
Como si no fuera suficiente con la furia y el odio ilimitados, el licántropo no tiene quién le derrote: en su historia no hay Van Helsing que ponga su nombre victorioso por encima del mito. La bestia se inventó para no ser vencida nunca. Lo mismo que el hombre, no hay fuerza que se le imponga y lo detenga. No tiene redentor. Durante el día busca advertir a sus seres queridos, salvarlos de él mismo, amarrarse y encerrarse en un sótano, pero sabe que en algún momento saldrá a despedazar a quien se encuentre y que nada ni nadie podrá detenerlo.
El hombre es el lobo del hombre. No necesitamos fantasmas ni demonios. Sobran razones para despreciarnos y temernos a nosotros mismos, pero también para admirar lo cerca que estamos de actos y emociones que solemos reservar para los seres fantásticos. Nos resistimos a aceptar que el deseo de acabar con los otros seres humanos sea parte de nuestra naturaleza, lo volcamos en terrores imaginarios y en personajes inexistentes, intentamos colocar los límites de lo humano en ese punto donde todavía es posible arrepentirse. Pero tal vez hay más de hombre que de lobo en el licántropo. El objeto de nuestro terror nos rodea: nosotros somos el demonio, nosotros somos la bestia. Llevados tanto por pasiones filantrópicas como por puro odio, muchos han dado su vida para acabar con la vida de cuantos se pueda. No hace falta ser adolescente para masacrar a los compañeros de clase, no hace falta haber tenido una infancia terrible para ser asesino serial ni obedecer un principio revolucionario para disparar un arma. El equilibrio es frágil y quién sabe cuándo haya luna llena.
Camila Paz Paredes
Voy en el metro
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20/4/10
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Salvador Flores Rivera
Voy viajando en la línea azul del metro, la que corre de Taxqueña a Cuatro Caminos, imaginando las distintas preocupaciones que aquejan a las personas desconocidas que viajan en mi vagón. No puedo evitar observar como los viajeros van leyendo su Gráfico, aquél que puedes llevarte por sólo $3, y echándole una mirada al periódico del transeúnte de lado recordé que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) está discutiendo la llamada reforma política para el Distrito Federal.
La reforma política es uno de los principales temas en la agenda legislativa del actual periodo ordinario de sesiones, sin embargo, cada fracción parlamentaria tiene diferentes puntos de vista que hace difícil que los actores involucrados se pongan de acuerdo para tomar decisiones.
La postura de cada uno de los tres partidos políticos más importantes en el Distrito Federal (DF) depende de su papel actual en el sistema político: el PAN planea una reforma política que beneficie al Ejecutivo federal y al Congreso para tener cercado al Gobierno del Distrito Federal (GDF); el PRD piensa que siempre tendrá la Jefatura de Gobierno y la mayoría en la ALDF por lo que busca la eliminación de ataduras al primero; el PRI, o por lo menos la propuesta de la senadora María de los Ángeles Moreno, está encaminada en dar ciertas libertades al GDF y a la ALDF , pero elimina cualquier posibilidad de tener una constitución estatal, lo cual implica una posición de liberalización, pero gradual.
Ningún actor piensa en un diseño institucional que equilibre las distintas fuerzas políticas, en beneficio de la gobernabilidad, ante constantes cambios en el sistema. Todos piensan en mantener las ventajas individuales que tienen del actual diseño institucional y, además, tratan de cambiar aquéllas que les son desventajosas. En este caso, el juego queda empatado y no hay nada para nadie. ¿Qué se necesita para desempatar el juego?
De cualquier manera, es hora que el Distrito Federal sea el estado 32; es hora que tengamos nuestra propia constitución local; es hora que la deuda contraída por la capital del país sea establecida en su Poder Legislativo local y no por el federal; es hora que el Jefe de Gobierno pueda elegir libremente a su procurador y a su secretario de seguridad pública sin tener que mostrarle una terna al presidente en turno; es hora que un juicio de desafuero al Jefe de Gobierno se lleve a cabo en la ALDF y no en la Cámara de Diputados federal. En fin, es hora de ir rompiendo inercias de un diseño institucional hecho a modo para que los Poderes de la Unión tuvieran injerencia en la capital del país.
Los veo en la próxima estación, yo me bajo en Allende y mientras espero a los amigos para ir a Los Jarritos voy a escuchar al grupo musical integrado por invidentes aquí afuera del metro. ¡Qué bien tocan estos canijos!
Mirador. Antanas Mockus y la Mockusmanía
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Dentro de poco más de un mes, el 30 de mayo, tendrán lugar las próximas elecciones presidenciales de América Latina, nada menos que en un país que, según dicen los analistas (aunque también la sociedad civil), se asemeja mucho a México por los problemas que lo aquejan y porque la agenda electoral de los candidatos prioriza elementos de seguridad pública. Me refiero a Colombia.
La elección presidencial será la tercera consecutiva que marque distancia con el bipartidismo que dominó la vida política colombiana entre 1948 y 2002 (con excepción del periodo 1953-1957, cuando Gustavo Rojas Pinilla gobernó el país tras un golpe de Estado), en el que los partidos Liberal y Conservador se turnaron el poder primero, en un acuerdo llamado Frente Nacional y, desde 1974, mediante el azar electoral.
El hombre que tiene la virtud de haber desmembrado ese inequitativo sistema político es el mismo que dejará la presidencia este año, Álvaro Uribe Vélez. Uribe, un ex liberal, decidió crear un nuevo partido (Primero Colombia) al no tener el suficiente apoyo en las elecciones primarias del Partido Liberal en 2002 para la elección presidencial. Uribe alcanzó la presidencia con el 53% de los votos, y la sociedad colombiana vio logros sin precedentes en la lucha contra el narcotráfico, la guerrilla y grupos paramilitares. Sin dificultad, Uribe alcanzó la reelección en 2006 con 62.3% de los votos. Característico es que su partido, Primero Colombia, no tiene base parlamentaria, pues quedó inactivo tras las elecciones de 2002 y 2006. No obstante, allegados a Uribe fundaron en 2005 el “Partido de la U” (muy original), que busca aglutinar a las fuerzas uribistas en el Congreso. Imitando a varios de sus pares latinoamericanos, Uribe buscó reformar la Constitución para alcanzar un periodo más, cosa que logró en 2006. Sin embargo, no tuvo éxito a principios de este año cuando buscó un tercer término, pues la Corte Suprema de Justicia de Colombia no se lo permitió. Una vez derrotado, tuvo que optar por colocar al presidente del Partido de la U, Juan Manuel Santos, ex Ministro de Defensa, al frente de la candidatura uribista, quien goza de una amplia ventaja en las recientes encuestas.
El candidato que las encuestas colocan al día de hoy como segundo lugar es Antanas Mockus (visita su página en FB, acá), un filósofo y matemático de ascendencia lituana que ha sido rector de la Universidad Nacional de Colombia y Alcalde de Bogotá de 1995 a 1997 y de 2001 a 2004. Mockus fue candidato a vicepresidente junto a Noemí Sanín en 1998 y a presidente en 2006, cuando ganó no más del 1.24% de la votación. Sin embargo, hoy las cosas son diferentes.****
Como candidato del Partido Verde (como ahora se le conoce al otrora “Partido Verde Opción Centro” y antes “Partido Verde Oxígeno”, fundado por Íngrid Betancourt para la elección de 2002 previo a su secuestro), Mockus representa una verdadera opción ciudadana, ajena a la típica clase política colombiana. Académico de corazón, en su primer campaña para alcalde de Bogotá en 1994, Mockus hizo muy poca publicidad y se basó en fomentar la “cultura ciudadana”. Una vez alcalde, colocó en su gabinete a un vasto número de académicos y logró mejorías en la capital colombiana: el uso del agua potable se redujo en 40% y la tasa de homicidios bajó en un 70%, aunque no pudo paliar el desempleo. Sin dejar del lado las extravagancias (como salir a la calle vestido de “Superciudadano” o contratar mimos que dejaran en ridículo a los automovilistas que violaran las leyes de tránsito), Bogotá pronto se convirtió en una ciudad moderna y segura, cosa que no había sido por años, y Mockus ganó renombre nacional e internacional.
Hoy, Mockus es el segundo lugar en las encuestas, viniendo desde un 8% hasta alcanzar un máximo de 29%* (Fuente: Centro Nacional de Consultoría de Colombia) hace una semana —frente al uribista Santos, quien ha alcanzado un máximo de 36%—, y dio un gran salto de alrededor de 12 puntos en el momento en que propuso como compañero de fórmula a Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín que, según El País, es “el independiente más independiente de todos” (“Colombia sin Uribe”, El País, 28 de febrero de 2010), en cuanto a políticos se refiere. Todo apunta a que Santos y Mockus se disputarán la presidencia en segunda vuelta, si todo sigue igual. No deja de ser interesante que, mientras Santos se mantiene fluctuando entre 29% y 36%, Mockus ha ido subiendo entre 3 y 4 puntos porcentuales cada semana, por lo que podríamos llevarnos una sorpresa el próximo al terminar esta misma semana.
En cuanto a estrategia electoral Mockus, prudentemente, no descalifica al gobierno de Uribe. El candidato del Partido Verde afirma que es necesario continuar las políticas de Uribe en cuanto a combate al crimen organizado. Uribe, por el contrario, habiendo otorgado reconocimientos a Mockus en su segundo término como alcalde por sus avances en materia de seguridad, se dedica ahora a descalificar al candidato del Partido Verde por haber “descuidado la seguridad” durante su gestión (“Mockus da una lección de decencia y honestidad a los colombianos”, La Vanguardia, 17 de abril de 2010). Por Constitución, el presidente colombiano no puede injerir en el proceso electoral (¿a qué me recuerda?), lo que claramente busca. No obstante, Mockus no ha sido lo suficientemente claro en su estrategia en materia de seguridad, por lo que habrá que esperar a saber lo que puede ofrecer a Colombia frente a un ex ministro de defensa que “se la sabe de todas todas”. Una vez más, el voto de los colombianos estará determinado por la seguridad pública.
Y, por cierto, de última hora, me vengo enterando con una sonrisa que Mockus ganó el debate televisivo del domingo según 66% de los encuestados.
-Para un interesante artículo sobre la situación política de Colombia entre la etapa del Frente Nacional y hasta 2002, véase: Fernando Cepeda Ulloa, “Colombia: the governability crisis” en Jorge I. Domínguez & Michael Shifter (eds.), Constructing democratic governance in Latin America, Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 2003, pp. 193-219.
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Xicoténcatl, 9. La fidelidad a Fidel (el mexicano)
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19/4/10
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Édgar Saldaña, mi afinidad con su análisis. Una disculpa por el casi empate temático.
“¿Fiel?, ¡Ni que fuera perro!”.
Miguel Ángel Yunes Linares (a) “El costal de mañas” o “El señor de todos los lodos”.
La precampaña que acaba de terminar en Veracruz estuvo cundida de nuevas maneras de lamer zapatos. También fue prolífica precampaña iniciadora de una manera “fidelista” de hacer política. Una máxima hubo en el PRI (y en el gobierno estatal y en RTV y en Telever, similares y conexos): “NO debe haber dos precandidatos”, no debía haber dos contendientes por el mismo cargo. NO porque Fidel lo dijo. Unos se extrañaron, otros acataron (los beneficiados, por supuesto). No dos precandidatos ni a presidente municipal, ni a diputado local, mucho menos a gobernador. Es válido pensar que la imagen del PRI que se quería dar con los “candidatos de unidad” era muy distinta a la que se dio. No vimos (al menos el autor) a un PRI cohesionado y envidia de los demás partidos parias con peleas internas. Lo que vimos fue a una figura: Fidel Herrera; un gobernador que de una manera por demás autoritaria (con las dificultades que tiene usar este adjetivo) ordenó “bajarse” a los precandidatos que no fueron elegidos. Hay lealtad partidista, hay “fidelidad”, jarocha forma de llamarla.
Un precandidato a gobernador cuya historia conocemos los veracruzanos, Héctor Yunes, fue hostigado, amenazado, vilipendiado, hasta que se logró evitar su registro como precandidato ante el partido y finalmente se terminó con su proyecto (aunque él diga lo contrario, el domingo 18 de abril nos dimos cuenta de su subordinación al estar en el presídium de la toma de posesión de Javier Duarte, en el majestuoso Estadio Xalapeño (¿por qué no sería en el Museo del Transporte, otrora ágora de la fidelidad?); junto a Manlio Fabio Beltrones, allí estuvo el primo de Miguel Ángel, reafirmando el dicho “El que es (¿?¡!), hasta la coyunta lame”, Héctor Yunes desconoce al parecer, el ejemplo de Dulce Sauri en 2007, ella sí se retiró con dignidad).
Un precandidato a presidente municipal (de un municipio conurbado con Xalapa) no pudo registrarse como precandidato y ni siquiera porque le pidieron ser leal o “fiel”, sino porque el mismo Coordinador de los Esfuerzos estatales habló con él y lo amenazó de tumbarlo a periodicazos si no se bajaba. Las finas maneras ante todo.
Un precandidato a presidente municipal de Xalapa que ahora mismo es candidato a diputado local no tuvo más que bajarse después de la que pareció la única pelea de precandidatos que permitió Fidel Herrera. Lo bajaron, pero le dieron la candidatura a diputado local, convencido de que después podría gobernar Xalapa, porque aún es muy joven, tiene mucho por vivir en la carrera política. No le dijeron que a la candidata designada seguro la quieren más en el Palacio y por eso quieren que despache junto el Edificio Nachita.
La fidelidad veracruzana es grandiosa copia de la lealtad a la Revolución Bolivariana, donde el líder también juega con los peones de la manera que le parece más adecuada. Hay inteligencia en el gobernador Fidel Herrera, pero hay también una absoluta perversidad. En la toma de posesión de Duarte quedó clara. Fidel Herrera llevó a Miguel(ito) Alemán, a Alejandro Montano Guzmán (enemigo acérrimo del fidelismo), a Héctor Yunes Landa, a José Yunes Zorrilla, vaya hasta a la venerable doña Divina María Morales Espinoza viuda de Gutiérrez Barrios (que mejor debería asistir a la protesta de Dante Delgado y no traicionar la memoria de su esposo). Eso es fidelidad.
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La melé. De precampañas, elecciones, candidatos y sus consecuencias
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Edgar Saldaña Angel
“En la política mexicana el único verbo que se conjuga es el verbo madrugar”
Martín Luis Guzmán
El domingo 17 de enero de 2010 asistí por primera vez, confieso, a un evento masivo organizado por un partido político; se trataba del Informe de Labores de Javier Duarte de Ochoa entonces diputado federal del PRI por el distrito 16 Córdoba, Veracruz, con pretensión de ser candidato a gobernador por el mismo partido. Desde un año antes, cuando hacía campaña para diputado federal, era virtualmente un hecho que Duarte sería el candidato del PRI en las próximas elecciones a la gubernatura del estado en julio de 2010; ya que no es, ni era, ningún secreto que se trata del delfín del gobernador Fidel Herrera Beltrán (en cuyo gobierno Duarte llegó a ser Secretario de Finanzas y Planeación).
Siendo optimistas, este primer informe de labores pudo haberse convertido en un parte aguas de la relación entre diputados y electores en el estado de Veracruz, pues era la primera vez que un político realizaba un acto de accountability en una de las entidades federativas que más lo necesita, no sólo por ser de las más atrasadas en distintos ámbitos, sino también por la oscuridad generalizada de sus procesos políticos y administrativos. Sin embargo, el evento fue concebido como un mero acto de campaña en tiempos previos a los estipulados, la prueba más simple es que ningún otro diputado priista, de Veracruz, realizó un acto semejante. Este mitin político tan cínico y a la vieja usanza del PRI me dejó pensando en que, visto desde ciertos ángulos, Veracruz es un eco de lo que fue el país en los buenos años del partido tricolor.
El Informe
Es un domingo por la mañana, el mal tiempo que ha imperado en los últimos días ha dejado un lodazal en las áreas verdes del Club Azucareros de Córdoba, sede del primer informe de labores de Javier Duarte. Una señora de escasos recursos camina presurosa hundiendo sus huaraches en el pasto mojado, al tiempo que apresura a un niño pequeño que, adormilado aún, no sabe porque camina en medio de una muchedumbre hacia una aglomeración aún mayor. Al mismo tiempo un empresario local desciende de una Suburban último modelo, afinando detalles de algún negocio vía Nextel y, sin dejar de hablar por su radio, da sus datos personales al encargado de seguridad para que le permita el acceso a la zona VIP. Ambos podrían considerarse las antípodas de los personajes que van llegando a la cita, sin embargo el público está compuesto por asistentes de tan distinta clase social, ocupación, escolaridad, procedencia y edad, que es imposible resaltar una sola característica para tipificar la muestra.
A pesar de que existen tan diversos intereses como asistentes al informe, todos saben que el evento tiene trasfondo. Y mientras que algunos esperaban el destape del diputado Javier Duarte como candidato a Gobernador, otros tantos están ahí con el simple propósito de pasar lista. A pesar de saberlo, me sorprendo cuando veo agrupaciones populares de toda índole y de todos los rincones del estado (donde el diputado federal por Córdoba nunca se ha presentado y quizá no pueda ubicar geográficamente con exactitud). Claro está, aunque todos sepan hay que guardar las apariencias, basta con hacer referencia a la ficción constitucional que transforma a todo diputado federal en representante nacional y no sólo de su distrito, para justificar que se rinda cuentas a todo el estado y no sólo al distrito que lo eligió; sin embargo si llevamos este argumento al extremo, cualquier diputado podría dar un informe de labores en cualquier distrito del país –algo que evidentemente no sucedería sin cierto interés particular como el ser candidato a gobernador, por ejemplo.
Logro abrirme paso entre el tumulto y gracias a un viejo conocido consigo colarme a las primeras filas donde reconozco a varios políticos, el más destacado entre ellos es Enrique Jackson quien se encuentra flanqueado por otros aliados priistas -locales y foráneos- de Javier Duarte. Mientras un maestro de ceremonias se encarga de presentar a todos los asistentes famosos, la multitud azuzada por los organizadores estalla en gritos de júbilo, vivas y porras hacia un costado del recinto, dónde aparece de elegante traje oscuro y corbata roja Javier Duarte. Los gritos de la multitud, las bocinas que expulsan música popular, el maestro de ceremonias y hasta un grupo de jaraneros se funde en un ruido ensordecedor que recibe al diputado mientras este se abre paso con dificultad entre las decenas de personas que quieren estrechar su mano, abrazarlo, o simplemente pasarle alguna petición, favor o súplica. El priista se abraza con viejos compañeros que honran su alianza con su presencia, mientras que en su escolta reconozco una cara que no hubiera imaginado en este sitio, y menos aún, portando una vistosa chamarra roja que identifica a todo simpatizante del gobernador Fidel Herrera Beltrán; se trata de Gerardo Buganza, uno de los miembros más destacados a nivel local del Partido Acción Nacional –en ese momento aún no había renunciado a su partido-, y otrora candidato a la gubernatura del estado en 2004, cuando perdió con el ya citado Fidel Herrera. Una vez tomado el micrófono Duarte refrenda todas y cada una de sus alianzas en 30 minutos de agradecimientos personales, el protocolo nunca debe romperse. Los asistentes de la plebe también fueron homenajeados a su modo, con pan y circo; y es que Veracruz sigue siendo un estado tan folclórico que cualquier político que apueste por un voto informado y consiente es un político perdido –a decir verdad en gran parte del país esto sigue siendo una triste realidad, pero en Veracruz más- Así que haciendo juego con la heterogeneidad del público el evento era amenizado por jaraneros, música tipo sonidero y hasta bailarinas.
El clímax del evento llegó cuando Duarte entró en materia del informe, al escuchar el contenido no me sorprendí, pues las radiodifusoras y los periódicos locales se habían encargado de publicar la mínima participación de Duarte en San Lázaro; sin embargo algo en la entonación de lo que estaba diciendo me dejó con la sensación de un deja vu; en realidad estaba viviendo la versión presencial de esos comerciales del gobierno federal que terminan con la leyenda “Este programa es de carácter público, ajeno a cualquier partido político, queda prohibido el uso para fines distintos al desarrollo social” No importa cual partido sea la fuente de este tipo de publicidad, la intención es la misma, utilizar recursos públicos para promocionar a cierto partido o cierto candidato.
Toda esta crónica sería una simple enumeración de hechos que todos conocemos muy bien, pues lo hemos visto en distintos años y en los lugares más diversos, a través de toda clase de políticos, pero no quiero dejar de anotar las consecuencias específicas de estos hechos. En primer lugar, de ganar el PRI –lo que parece ser un hecho irremediable- los veracruzanos tendremos este mismo año un gobernador con todos los vicios –las virtudes espero que, por lo menos, se vean en el futuro- de cualquier político egresado de la vieja, pero actual y única, escuela del PRI; con el cinismo suficiente para culminar su informe con la siguiente frase “…esta es la nueva forma de hacer política”. Por si fuera poco Duarte es un burócrata incursionando en el terreno político; nunca ha ocupado un cargo de elección popular, y francamente ser gobernador no es un puesto como para adquirir experiencia. Aunado a esto llega a un estado donde bien o mal, existe cierto equilibrio entre muchos intereses (empresarios protegidos, políticos extremadamente poderosos, grupos del crimen organizado bien arraigados, organizaciones populares muy ambiciosas, etc.) Para mantener ese equilibrio deberá llenar los zapatos de un viejo lobo de mar como es el gobernador saliente, casi con seguridad puedo decir que no lo va a lograr; hecho que Fidel Herrera no desconoce ya que es el que resulta más favorecido, una vez más el gobernador ha conjugado el verbo madrugar.
Cuando Duarte dejó el cargo como diputado federal, nadie reparó en la diputada suplente, y es algo que no debió pasar inadvertido para los medios locales por lo menos, pues se trata de una jovencita que no llega a los 24 años y cuyo desconocimiento del cargo es tan grave que hasta hace un par de meses cuando era inminente su llegada a San Lázaro no sabía el nombre de este recinto. No tengo nada en contra de la diputada Daniela Nadal, también desconozco los pormenores de cómo llego a ser suplente del entonces candidato Javier Duarte; simplemente quiero anotar que algo anda mal cuando hace un par de años el interés de la hoy diputada se centraba en los concursos de belleza, como el de Señorita Veracruz 2007 del cual era aspirante al título. No soy partidario de la idea de que todo representante popular deba ser un académico o gestor público, sin embargo existe otro atenuante en esta situación: en 2007 Daniela Nadal sufrió un accidente automovilístico que le impidió volver a caminar, si el PRI se vale de la imagen de esta joven para promover la representación de una minoría social como son los discapacitados, me parece que no puede objetarse nada; pero no puedo evitar pensar que debido a la inexperiencia y el desconocimiento propio de su edad, no será la diputada quien tomará la decisión final respecto a los votos e iniciativas que surjan de esa curul.
La última de las grandes consecuencias que creo vale la pena analizar, es el hecho de que la mayoría del el electorado en Veracruz votará por Duarte, confirmando que su estrategia fue la indicada y perpetuando el ciclo del derroche del erario público en campañas populistas, el cinismo de los políticos, la falta de rendición de cuentas, el manejo de las finanzas del estado como caja chica del gobernador, etc., etc., etc. Espero equivocarme y que el mes de julio me desmienta, pero eso es algo de lo que tampoco estoy muy seguro porque viendo a los candidatos contrincantes, de los que hablare en el siguiente post, sólo me queda pensar que gane quien gane; Veracruz pierde.
De la noche de trescientos años
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18/4/10
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La historia de nuestro país se ha caracterizado por las discontinuidades profundas y por la negación de esas enormes brechas. Parafraseando a Octavio Paz (en “Las trampas de la fe”), los mexicanos estamos obsesionados con nuestro pasado, aunque no queremos tener idea de lo que ha sido. “Vivimos entre el mito y la negación; deificamos ciertos periodos, olvidamos otros. Esos olvidos son significativos; hay una censura histórica como hay una censura psíquica. Nuestra historia es un texto lleno de pasajes escritos con tinta negra y otros con tinta invisible […] Uno de los periodos que han sido tachados, borroneados y enmendados con más furia ha sido el de la Nueva España…que aparece como deformada y disminuida. Naturalmente, esta deformación no es sino la proyección de nuestras deformaciones”.
Comienzo esta reflexión con aquella cita brillante, aunque extensa, que sintetiza el uso selectivo de nuestros símbolos (héroes, batallas, acontecimientos políticos, villanos), lo que a su vez transforma nuestra identidad nacional y lo que de ella queremos hacer. Tal pareciera que el día siguiente al 13 de agosto de 1521 en nuestro imaginario colectivo es el 16 de septiembre de 1810; entre el ocaso de una civilización extraordinaria y el amanecer de una nueva patria media una noche de 300 años. El 17 de abril de 1695 se extinguió la que fue quizá el astro más radiante de nuestra autodesignada tiniebla novohispana: fallecía Sor Juana Inés de la Cruz en el Convento de San Jerónimo, víctima de una epidemia.
Aunque son muchas las interpretaciones que podrían hacerse de el fénix de América, en esta ocasión me centraré en la sociedad en que vivió. Se trató de un mundo de sacerdotes, oidores de la audiencia, nobles cortesanos y funcionarios virreinales…un universo vilipendiado y prácticamente desconocido (por decisión propia) para los mexicanos desde 1820. El Reino de la Nueva España fue mucho más que conventos, sangre, conquista y oscuridad. Juana Inés escribió en un mundo cortesano, del que ella fue quizá su mejor ejemplo (baste señalar su amistad con el virrey Marqués de la Laguna).
La sociedad de Sor Juana Inés fue una basada en las corporaciones, en las fiestas religiosas, en los acontecimientos que aseguraban la fidelidad a la dinastía (el Paseo del Pendón, que simbolizaba la conquista del Reino de Moctezuma) y en una sensibilidad barroca que iba mucho más allá de la fe. La corte virreinal era el sitio de donde partía todo y adonde todo confluía; el virrey era el alter ego del monarca, y como tal debía gobernar. Alrededor de él, los nobles mexicanos fungían como los pares con los que el virrey había de tratar. Ya fuera en el palacio virreinal o en la casa de Chapultepec, la corte novohispana fue el centro de todas las luces de México durante tres siglos: poetas como Sor Juana o Carlos de Sigüenza, músicos como Manuel de Sumaya o Ignacio de Jerusalén y Stella y pintores como Cristóbal de Villalpando pasaron por los salones del virrey y su corte en búsqueda de mecenazgo. El sincretismo cultural se manifiesta en gran parte de la obra de la décima musa, así como en toda la literatura del periodo (baste leer el Neptuno Alegórico).
De esta manera, en la corte de México confluían el poder, la fe católica, el militarismo español y la sensibilidad barroca. Es verdad que el Virreinato fue un periodo encerrado en sí mismo y que influyó, negativamente en muchas ocasiones, en el desarrollo posterior de nuestro país. Sin embargo, también se trató de una sociedad de música, danza, teatro, ópera y literatura; un mundo de justas poéticas, de mecenazgos artísticos y de fiestas cortesanas que ligaban Madrid con México, como lo muestra el ejemplo de Juana Inés de la Cruz, quien murió hace casi 315 años. Lo que es más importante: por todo ello fue el origen de la conciencia particularista de los criollos. A final de cuentas todos ellos, tanto patrones como artistas (a excepción de los funcionarios eclesiásticos y civiles más importantes) habían nacido en América y estaban muy conscientes de la grandeza mexicana (como fue evidente desde la obra de Balbuena).
Quizá deberíamos intentar rescatar este legado que modeló parte importante de nuestra identidad como nación. Además de las glorias de la civilización prehispánica y de las gestas de la Independencia, la Reforma y la Revolución, debemos considerar un periodo en el que se formaron los rasgos (“buenos y malos”) más característicos de la vida independiente de México. Aunque la historia del Reino de la Nueva España carece del sentimentalismo, la emoción y la tragedia de otras épocas de nuestro país, se trata del periodo de gestación de lo que después tuvo bien en llamarse México. El 17 de abril de 1695 fallecía el ejemplo más sobresaliente de que también había luces en las tinieblas de la Nueva España.
[Sobre el que escribe: César Martínez estudia Relaciones Internacionales en El Colegio de México; para revisar otras entradas el autor, da click aquí.]
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Más Allá del Bósforo. Un ejemplo de diplomacia
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15/4/10
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Erick Viramontes*
En 1972, el presidente estadounidense Richard Nixon firmó un acuerdo de cooperación y defensa con Irán, con lo cuál, el Shá Mohamed Reza Pahlevi pasó a ser el principal aliado de Estados Unidos en el Golfo Árabe/Pérsico, situación que se mantuvo constante durante gran parte de la década de 1970. La amistad entre Estados Unidos e Irán llegó a su fin siete años después de firmado este acuerdo, cuando un movimiento nacionalista, cuyo liderazgo recayó en los islamistas chiitas encabezados por el Ayatolá Ruhollah Jomeini, derrocó al Shá. Después de este evento, la relevancia del golfo en la agenda estadounidense se incrementó abruptamente, de tal suerte que, en 1981, se instalaron las Rapid Deployment Joint Task Forces, mismas que, dos años después, se transformaron en el US Central Command, contingente militar que alcanzó enormes dimensiones con la operación Tormenta en el Desierto en 1991.
A partir de la extinción de la amenaza soviética a principios de los noventa, el despliegue militar de Estados Unidos en el golfo ha tenido como encomienda más importante el acabar con los regímenes que representan una amenaza regional a sus intereses. Después de haber invadido Iraq en 2003 y después de haber suprimido el régimen de Saddam Hussein, Estados Unidos convierte ahora a Irán en el centro de sus amenazas, a pesar de que una invasión a este país parece inviable en este momento y de que la aplicación de sanciones al mismo puede provocar una legitimación de la causa del gobierno en turno. ¿Qué es lo que explica, entonces, que Estados Unidos esté obsesionado con el asunto de Irán?
Además de que sus aliados en la región, Israel y Arabia Saudita, han presionado a Estados Unidos para que acabe de raíz con el proyecto nuclear de Irán, la obsesión de los norteamericanos con respecto a este tema obedece a una cuestión interna que tiene que ver con la situación del Partido Demócrata de cara a las elecciones intermedias que están por celebrarse en el país vecino del norte. Según un estudio del centro de investigación PEW de febrero de este año, aunque demócratas y republicanos están muy parejos en términos de popularidad, la preferencia de los electores hacia el partido que ahora ocupa la Casa Blanca se ha reducido, desde noviembre del 2009, de 48% a 45%, mientras que su rival, en el mismo período, ha incrementado su simpatía entre los votantes de un 40% a un 42%.
En los últimos meses, mas actores se han ido sumando a la tensión entre Estados Unidos e Irán, de entre ellos, además de Arabia Saudita, Israel y el bloque de países encargado de las negociaciones con el gobierno de Ahmadineyad en el marco de la OIEA, destacan Siria, Turquía y Brasil. Hace algunos días, el presidente sirio Bashar al-Assad anunció su respaldo al proyecto nuclear iraní, lo cuál revela su intención de formar una alianza regional que haga frente a Israel, en sincronía con lo anterior, la Cámara de Representantes en Estados Unidos, al calificar de genocidio la matanza de armenios por los turcos en 1915, ha enviado un mensaje a Erdoğan para que, en su carácter de mediador por excelencia, sea favorable a los intereses occidentales, de la misma manera, antes de la visita de Hillary Clinton a Brasil, el presidente Luis Inácio Lula da Silva se pronunció a favor del diálogo para resolver el conflicto con Irán y rechazó la intervención o la presión internacional como medios viables para salir de esta crisis.
Brasil, al igual que México, es miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, sin embargo, este país si es incluido en las discusiones más importantes a nivel mundial y es, sin duda alguna, un actor internacional imprescindible. La política exterior que ha ejercido Brasil en los últimos años ha sido acorde a su objetivo de lograr el liderazgo regional en América Latina y, mientras tanto, nuestro país, debido a su sometimiento lastimoso, es desplazado y se queda fuera de la mayoría de las negociaciones internacionales. ¿Será por lo anterior que el círculo calderonista no desperdicia los reflectores para despotricar y burlarse de forma visceral en contra del gobierno que encabeza Lula?
*El Colegio de México
eviramontes@colmex.mx
Inoculaciones. Elucubraciones
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14/4/10
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Se cayó el vaso con agua (o tal vez eso es lo que hubiera querido), se resbaló de su mano (o tal vez eso es lo que hubiera querido), el agua salpicó la banqueta (o tal vez eso es lo que hubiera querido), el vaso no se rompió (no, si quería que se rompiera), rebotó un par de veces y rodó hasta la calle (o tal vez eso es lo que hubiera querido). Se quedó viendo al piso, intentando irse con el agua que corría por la banqueta, intentando ser el vaso y romperse. Era su deseo de desaparecer, de encontrar la señal que le dijera que era hora de irse, no por hoy, no por una semana, de irse de una vez por todas. Pero la plática sobre el sujeto pasional que decapita a Villa en el bicentenario atrajo su atención de nuevo a la realidad: el vaso seguía en su mano, el agua seguía en el vaso, no había tal señal de huida. Era una tercera persona, la persona invitada, el outsider, era la persona desconocida y no tenía ganas de opinar.
Siempre había sido parte de las pláticas nocturnas pero hoy estaba fuera, había alguien desconocido. Había que ser agradable, había que interactuar, era la oportunidad perfecta de indagar en otra faceta de su historia donde un desconocido entra en escena, pero no estaba de humor para eso. No podía sacar de su mente la idea del vaso que se cae pero que no se cae; la idea del agua que se derrama. No había silencio, silencio que ansiaba pero que al mismo tiempo sabía que era inadecuado para ese momento –silencio para conocer, para hacerse presente. Y entonces mira a su alrededor: ahí está él junto al desconocido que es un ella, ahí está abstraído en la plática, sin percatarse de su presencia convertida en ausencia. Su cabeza se llena de preguntas cuando lo mira: ¿acaso había perdido su lugar?, ¿acaso hubo un reemplazo?, ¿acaso su presencia ya era poco requerida? Estaba fuera de lugar, eso y no estar era lo mismo.No hubo tiempo de reparar en lo que ocurría, no hubo tiempo para integrarse en la plática que cambiaba de tópico demasiado rápido como para seguirla. Su pensamiento volvía una y otra vez a buscar la señal, a concentrarse en el vaso que debía caer, en el agua que debía derramarse, en que había alguien más y no sólo eso… alguien más ocupaba su lugar acostumbrado. La señal no se hacía presente: el vaso en su mano estaba inmóvil, el agua no se derramaba, y entonces…no había huida. Con la mirada lo buscaba, él estaba presente pero no se percataba de su presencia; con la mirada buscaba su abrazo, el abrazo que no llegó, que no apaciguó el discurso interno que resulta tan extenuante; con la mirada buscaba descanso, pero no lo halló en aquel lugar. La sonrisa desapareció, la condena de seguir caminando sin respiro se hizo realidad.
La velada terminó: él se había ido, el extraño que era un ella también. Y fue entonces cuando dejó de buscar la señal de fuga, cuando conscientemente reparó en el cansancio que sentía, el cansancio que esta vez no encontró reposo. No hubo contacto, no hubo interacción. En esa noche sin estrellas y sin sentido se encontró en la soledad total.
No hay descanso para quien piensa tanto, no hay descanso sin su abrazo, sin su tacto, no hay respiro sin su palabra siempre certera, sin su silencio que ralentiza los latidos del corazón. No hay tregua si no siente por un momento que es la única persona del mundo, que todo alrededor desaparece, incluso su propio yo, y sólo queda el silencio, los latidos de ambos fundiéndose en uno y su mano para darle fuerza de volver a caminar. El camino es largo y no encontró reposo alguno esa noche. El cansancio venció de nuevo, avivando el sentimiento de querer huir para encontrar alivio en algún otro lado. Demasiado cansancio para sentir tristeza. Aun espera que llegue con sus brazos abiertos y encuentre protección en su regazo aunque sea un instante, aunque sea un momento….
América Quetzalli Vera Balanzario
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