Edgar Saldaña Angel
“En la política mexicana el único verbo que se conjuga es el verbo madrugar”
Martín Luis Guzmán
El domingo 17 de enero de 2010 asistí por primera vez, confieso, a un evento masivo organizado por un partido político; se trataba del Informe de Labores de Javier Duarte de Ochoa entonces diputado federal del PRI por el distrito 16 Córdoba, Veracruz, con pretensión de ser candidato a gobernador por el mismo partido. Desde un año antes, cuando hacía campaña para diputado federal, era virtualmente un hecho que Duarte sería el candidato del PRI en las próximas elecciones a la gubernatura del estado en julio de 2010; ya que no es, ni era, ningún secreto que se trata del delfín del gobernador Fidel Herrera Beltrán (en cuyo gobierno Duarte llegó a ser Secretario de Finanzas y Planeación).
Siendo optimistas, este primer informe de labores pudo haberse convertido en un parte aguas de la relación entre diputados y electores en el estado de Veracruz, pues era la primera vez que un político realizaba un acto de accountability en una de las entidades federativas que más lo necesita, no sólo por ser de las más atrasadas en distintos ámbitos, sino también por la oscuridad generalizada de sus procesos políticos y administrativos. Sin embargo, el evento fue concebido como un mero acto de campaña en tiempos previos a los estipulados, la prueba más simple es que ningún otro diputado priista, de Veracruz, realizó un acto semejante. Este mitin político tan cínico y a la vieja usanza del PRI me dejó pensando en que, visto desde ciertos ángulos, Veracruz es un eco de lo que fue el país en los buenos años del partido tricolor.
El Informe
Es un domingo por la mañana, el mal tiempo que ha imperado en los últimos días ha dejado un lodazal en las áreas verdes del Club Azucareros de Córdoba, sede del primer informe de labores de Javier Duarte. Una señora de escasos recursos camina presurosa hundiendo sus huaraches en el pasto mojado, al tiempo que apresura a un niño pequeño que, adormilado aún, no sabe porque camina en medio de una muchedumbre hacia una aglomeración aún mayor. Al mismo tiempo un empresario local desciende de una Suburban último modelo, afinando detalles de algún negocio vía Nextel y, sin dejar de hablar por su radio, da sus datos personales al encargado de seguridad para que le permita el acceso a la zona VIP. Ambos podrían considerarse las antípodas de los personajes que van llegando a la cita, sin embargo el público está compuesto por asistentes de tan distinta clase social, ocupación, escolaridad, procedencia y edad, que es imposible resaltar una sola característica para tipificar la muestra.
A pesar de que existen tan diversos intereses como asistentes al informe, todos saben que el evento tiene trasfondo. Y mientras que algunos esperaban el destape del diputado Javier Duarte como candidato a Gobernador, otros tantos están ahí con el simple propósito de pasar lista. A pesar de saberlo, me sorprendo cuando veo agrupaciones populares de toda índole y de todos los rincones del estado (donde el diputado federal por Córdoba nunca se ha presentado y quizá no pueda ubicar geográficamente con exactitud). Claro está, aunque todos sepan hay que guardar las apariencias, basta con hacer referencia a la ficción constitucional que transforma a todo diputado federal en representante nacional y no sólo de su distrito, para justificar que se rinda cuentas a todo el estado y no sólo al distrito que lo eligió; sin embargo si llevamos este argumento al extremo, cualquier diputado podría dar un informe de labores en cualquier distrito del país –algo que evidentemente no sucedería sin cierto interés particular como el ser candidato a gobernador, por ejemplo.
Logro abrirme paso entre el tumulto y gracias a un viejo conocido consigo colarme a las primeras filas donde reconozco a varios políticos, el más destacado entre ellos es Enrique Jackson quien se encuentra flanqueado por otros aliados priistas -locales y foráneos- de Javier Duarte. Mientras un maestro de ceremonias se encarga de presentar a todos los asistentes famosos, la multitud azuzada por los organizadores estalla en gritos de júbilo, vivas y porras hacia un costado del recinto, dónde aparece de elegante traje oscuro y corbata roja Javier Duarte. Los gritos de la multitud, las bocinas que expulsan música popular, el maestro de ceremonias y hasta un grupo de jaraneros se funde en un ruido ensordecedor que recibe al diputado mientras este se abre paso con dificultad entre las decenas de personas que quieren estrechar su mano, abrazarlo, o simplemente pasarle alguna petición, favor o súplica. El priista se abraza con viejos compañeros que honran su alianza con su presencia, mientras que en su escolta reconozco una cara que no hubiera imaginado en este sitio, y menos aún, portando una vistosa chamarra roja que identifica a todo simpatizante del gobernador Fidel Herrera Beltrán; se trata de Gerardo Buganza, uno de los miembros más destacados a nivel local del Partido Acción Nacional –en ese momento aún no había renunciado a su partido-, y otrora candidato a la gubernatura del estado en 2004, cuando perdió con el ya citado Fidel Herrera. Una vez tomado el micrófono Duarte refrenda todas y cada una de sus alianzas en 30 minutos de agradecimientos personales, el protocolo nunca debe romperse. Los asistentes de la plebe también fueron homenajeados a su modo, con pan y circo; y es que Veracruz sigue siendo un estado tan folclórico que cualquier político que apueste por un voto informado y consiente es un político perdido –a decir verdad en gran parte del país esto sigue siendo una triste realidad, pero en Veracruz más- Así que haciendo juego con la heterogeneidad del público el evento era amenizado por jaraneros, música tipo sonidero y hasta bailarinas.
El clímax del evento llegó cuando Duarte entró en materia del informe, al escuchar el contenido no me sorprendí, pues las radiodifusoras y los periódicos locales se habían encargado de publicar la mínima participación de Duarte en San Lázaro; sin embargo algo en la entonación de lo que estaba diciendo me dejó con la sensación de un deja vu; en realidad estaba viviendo la versión presencial de esos comerciales del gobierno federal que terminan con la leyenda “Este programa es de carácter público, ajeno a cualquier partido político, queda prohibido el uso para fines distintos al desarrollo social” No importa cual partido sea la fuente de este tipo de publicidad, la intención es la misma, utilizar recursos públicos para promocionar a cierto partido o cierto candidato.
Toda esta crónica sería una simple enumeración de hechos que todos conocemos muy bien, pues lo hemos visto en distintos años y en los lugares más diversos, a través de toda clase de políticos, pero no quiero dejar de anotar las consecuencias específicas de estos hechos. En primer lugar, de ganar el PRI –lo que parece ser un hecho irremediable- los veracruzanos tendremos este mismo año un gobernador con todos los vicios –las virtudes espero que, por lo menos, se vean en el futuro- de cualquier político egresado de la vieja, pero actual y única, escuela del PRI; con el cinismo suficiente para culminar su informe con la siguiente frase “…esta es la nueva forma de hacer política”. Por si fuera poco Duarte es un burócrata incursionando en el terreno político; nunca ha ocupado un cargo de elección popular, y francamente ser gobernador no es un puesto como para adquirir experiencia. Aunado a esto llega a un estado donde bien o mal, existe cierto equilibrio entre muchos intereses (empresarios protegidos, políticos extremadamente poderosos, grupos del crimen organizado bien arraigados, organizaciones populares muy ambiciosas, etc.) Para mantener ese equilibrio deberá llenar los zapatos de un viejo lobo de mar como es el gobernador saliente, casi con seguridad puedo decir que no lo va a lograr; hecho que Fidel Herrera no desconoce ya que es el que resulta más favorecido, una vez más el gobernador ha conjugado el verbo madrugar.
Cuando Duarte dejó el cargo como diputado federal, nadie reparó en la diputada suplente, y es algo que no debió pasar inadvertido para los medios locales por lo menos, pues se trata de una jovencita que no llega a los 24 años y cuyo desconocimiento del cargo es tan grave que hasta hace un par de meses cuando era inminente su llegada a San Lázaro no sabía el nombre de este recinto. No tengo nada en contra de la diputada Daniela Nadal, también desconozco los pormenores de cómo llego a ser suplente del entonces candidato Javier Duarte; simplemente quiero anotar que algo anda mal cuando hace un par de años el interés de la hoy diputada se centraba en los concursos de belleza, como el de Señorita Veracruz 2007 del cual era aspirante al título. No soy partidario de la idea de que todo representante popular deba ser un académico o gestor público, sin embargo existe otro atenuante en esta situación: en 2007 Daniela Nadal sufrió un accidente automovilístico que le impidió volver a caminar, si el PRI se vale de la imagen de esta joven para promover la representación de una minoría social como son los discapacitados, me parece que no puede objetarse nada; pero no puedo evitar pensar que debido a la inexperiencia y el desconocimiento propio de su edad, no será la diputada quien tomará la decisión final respecto a los votos e iniciativas que surjan de esa curul.
La última de las grandes consecuencias que creo vale la pena analizar, es el hecho de que la mayoría del el electorado en Veracruz votará por Duarte, confirmando que su estrategia fue la indicada y perpetuando el ciclo del derroche del erario público en campañas populistas, el cinismo de los políticos, la falta de rendición de cuentas, el manejo de las finanzas del estado como caja chica del gobernador, etc., etc., etc. Espero equivocarme y que el mes de julio me desmienta, pero eso es algo de lo que tampoco estoy muy seguro porque viendo a los candidatos contrincantes, de los que hablare en el siguiente post, sólo me queda pensar que gane quien gane; Veracruz pierde.
2 Comentarios:
Apoyaría que se volviera una serie de crónicas que relaten toda la campaña electoral en Veracruz.
Gracias a los comentarios de mis amigos(particularmente de Juan Francisco Bezares) los cuales desgraciadamente han sido via mi facebook; quiero disculparme por una evidente contradiccion en la redaccion del texto; el candidato Javier Duarte no tenia experiencia en cargos de eleccion popular hasta su eleccion en 2009 como diputado federal. De llegar a convertirse en gobernador tendra unos pocos meses de dicha experiencia, si se le puede llamar asi.
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