Revista Ágora: Xicoténcatl 9. De la política exterior química del Senado

Xicoténcatl 9. De la política exterior química del Senado

. 12/4/10
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Hay que andarse con tiento en eso de cantar victorias diplomáticas sobre otra nación, porque el cacareo puede deshacer lo que ha logrado hacer la diplomacia.
José Martí.

El Senado de la República ha tenido un papel importante en la política exterior de México desde el gobierno de Vicente Fox, pero más actualmente. El problema es que alrededor del 5% de los senadores y senadores (quizás más, es un cálculo a vuelo de pájaro), tienen experiencia internacionalista o son internacionalistas. Eso no quiere decir que no sepan de política exterior, pero su conocimiento entonces queda en un plano la mar de dudoso. Se ha demostrado en reiteradas ocasiones. Como ejemplo, sólo la presidenta y una de las secretarias de la Comisión de Relaciones Exteriores son internacionalistas, la otra secretaria ha sido dirigente empresarial y tiene todo el perfil de liderazgo empresarial con experiencia en foros internacionales. Serán un diez por ciento los integrantes de la Comisión que tienen o han tenido algún acercamiento o experiencia internacionalista, los demás al tanteo. La semana pasada en reunión de su comisión se discutió un asunto que venía de antes de la Semana Santa. Un Ingeniero Químico con posgrados en Química presentó con apoyo de la mayoría de los integrantes de la Comisión un exhorto dirigido al Jefe del Ejecutivo para que a su vez éste exhorte y pida la liberación de lo que el I.Q. llama “presos políticos”. En la reunión de la semana dos senadoras de la Comisión se opusieron a eso, después de que el embajador de Cuba en México hiciera la salvedad de que alguna intromisión del estilo pondría en juego la estabilidad de las relaciones con su país, sobre todo porque la piel cubana en ese sentido es bastante sensible y con razón. Explicaron la ex dirigente empresarial y la economista con estudios en relaciones internacionales, que un exhorto así golpearía las relaciones de nuestro país con Cuba, que además no son todavía tan fuertes como lo fueron cuando había un proyecto nacional al respecto. Ésa fue la piedra angular de la oposición de María de los Ángeles Moreno Uriegas (PRI). Yeidckol Polevnsky Gurwitz (PRD) habló de “imperialismo yanqui” y otros conceptos bastante demodé pero válidos en su racionalidad. Senadores fuera de la Comisión también dejaron claro el peligro de un exhorto así, sobre todo porque el que lo hace es el Senado de la República (de México), que en teoría no debería inmiscuirse hasta la cocina de una república hermana, al menos eso pasaba en la tradicional política exterior mexicana y era lo que distinguía a este país en un concierto internacional en el que no tenía mucho peso. Además, si se quieren inmiscuir en un asunto tan polémico es necesario que vean más allá de sus narices e investiguen con objetividad, consultando todas las fuentes externas posibles, no sólo los medios internacionales y nacionales (tan lamentables a veces como La Razón).

Dijo la internacionalista presidenta, el abogado cachorro del Escuadrón 201 (don Daniel Cosío Villegas diría que en ello basa este abogado su experiencia internacional, en que su padre fue miembro del mencionado escuadrón) y el Ingeniero Químico posgraduado, que querían ir a Cuba a reunirse con los grupos contrarios al gobierno para conocer la verdad. Es válido, aunque si una nación tiene relación con otra y quiere inmiscuirse en asuntos propios de ésta, al primero que debe consultar es al gobierno legítima y legalmente constituido, porque es él con el que tiene relación.
La Comisión de Relaciones Exteriores tiene integrantes centrífugos, como organización la aqueja el problema de no saber cómo dirigir los intereses de todos hacia el objetivo de ella. Unos van a un lado, otros a otro. Pero de las dos opositoras al exhorto es María de los Ángeles Moreno Uriegas la que tiene claro, incluso más que la presidenta; qué es lo que debe hacer la Comisión, cómo conducirse y de qué manera coadyuvar al mejoramiento de una política exterior descabezada y que hasta el momento no tiene paradero. La senadora Polevnsky está quizás motivada por dos cosas, el sesgo ideológico y la relación cordial que mantiene como ex dirigente empresarial con el gobierno de la República de Cuba, pero también tiene claro que como dice José Martí: “el cacareo puede terminar con el trabajo de una diplomacia”.

Asombra que la presidenta, antaño canciller exitosa (que mantuvo excelente relación con el gobierno de Cuba), y la secretaria internacionalista de la Comisión (egresada del ITAM) hayan apoyado un exhorto en los términos del presentado, del que la consecuencia final no será la vida o muerte de disidentes políticos o la libertad o prisión de éstos ciudadanos de otro país, sino que terminará dañando la relación de por sí en obra negra entre México y la mayor de las Antillas. Sin embargo no asombra del Ingenierio Químico hidrocálido, ni del Ingeniero Químico sinaloense con estudios de inglés isabelino, ni de la maestra de preescolar, ni del médico posgraduado, ni del abogado guanajuatense, menos del cachorro del 201, del maestro de Geografía, o del viejo dirigente de la CNOP y la FSTSE.


De Jamaica, de Chía y de Horchata.
No se equivocó Ernesto Zedillo al elegir a Rosario Green Macías como Secretaria de Relaciones Exteriores, al parecer se equivocó el Senado de la República al no elegir a María de los Ángeles Moreno Uriegas como presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores. Su análisis en este asunto ha sido claro, el objetivo es salvaguardar lo que queda de las relaciones internacionales de este país y no torpedearlas. Reconocimiento para ella. Lo digo de jamaica… y es de jamaica.

Jaime H. Colorado.
Abril 11, 2010.

3 Comentarios:

Unknown dijo...

Jaime, como siempre una columna excelente; me es muy grato que trate usted este tipo de temas, que, para mí, es de los más decepcionantes de la política mexicana (y mire que hay muchos). La política exterior es, casi casi por definición, un campo poco abierto al escrutinio público (por no decir aristocrático); una de las metas fundamentales de todo gobierno que se diga basado en la democracia,debería ser modificar esta situación, aunque sea un poco. Sin embargo, aquí entra el dilema; no creo que la política exterior sea un reino cerrado a los iniciados en este arte (como lo demuestra que muchísimos cancilleres y diplomáticos brillantes de todo el mundo no se hayan formado profesionalmente en una disciplina afín), pero sí creo que debe al menos haber un entendimiento mínimo de los objetivos de la política exterior, su relación con la situación interna y la posición del país en el sistema internacional. Aunque esta idea de los contrapesos del legislativo en la formulación de la política del ejecutivo es buena, tal parece que, como lo demuestra en su columna, se deberían poner frenos al freno, por decirlo de algún modo. Desgraciadamente, como usted lo menciona, es evidente que a nuestra política exterior parece faltarle un rumbo; aunque probablemente presento un fuerte sesgo académico y profesional, creo que en buena medida se debe a la proliferación de servidores públicos sin experiencia ni conocimientos probados en las instituciones encargadas de formular e implementar la política exterior (incluyendo,por supuesto, el Senado de la República). Quizá para muchos esta sea una discusión bizantina, pero creo que un buen servicio diplomático y una cancillería que se respete (así como los órganos legislativos encargados de supervisar la política del ejecutivo) debe dar prioridad a la preparación y la experiencia por sobre preferencias partidistas, sucesión de administraciones y personalidades; al fin y al cabo, los "intereses nacionales" no cambian cada seis años; quizá deberíamos aprender un poco de la experiencia del Whitehall o del Quay d'Orsay. Aunque se aplaude que la "sociedad civil" se interese por la política exterior y que el legislativo haga lo propio, no hay que olvidar que se trata con Estados.

AMD dijo...

Como egresado del CEI me llama poderosamente la atención la pobreza intelectual de este artículo. Me preocupa aún más al ver que la Revista tiene como objetivo "acercar los debates académicos a la comunidad universitaria", cosa que no veo por ninguna parte reflejada en esta opinión chabacana, por llamarla de alguna manera. Se lamentan muchas cosas. La falta de rigor analítico, el humor ramplón, lo mal escrito, la carencia atroz de argumentos bien esbozados, la ignorancia sobre el acontecer político y fundamentalmente sobre el quehacer legislativo y su vinculación con la política exterior de México. Me gustaría, por lo tanto, preguntarle al autor lo siguiente: 1) ¿Conoce usted el contenido del artículo 76 fracción I de la Constitución Mexicana?, 2) ¿Podría ilustrar a los lectores sobre las inconveniencias de que un ingeniero químico, un maestro de geografía, un dirigente sindical o una empresaria sean integrantes del Senado de la República y de su Comisión de Relaciones Exteriores?. Más aún, ¿estudiar relaciones internacionales es suficiente para que alguien tenga lo que usted llama "experiencia internacional"? 3) ¿No le parece paradójico que termine usted respaldando la opinión de dos Senadoras que no son internacionalistas siendo que lamenta que, según sus cálculos, solo 5% de ellos lo son de profesión?, 4) ¿Le parece a usted que la situación de los derechos humanos en Cuba es un asunto en el que México indebidamente se inmiscuye "hasta la cocina"?, ¿podría explicar por qué?, 5) ¿Si no son "presos políticos" qué son los detenidos durante la Primavera Negra de 2003?, 6) ¿Cuáles son las fuentes externas que deberían consultarse -además de la prensa nacional e internacional que, se deduce, el autor sugiere que no se consulten-? y finalmente 7) ¿por qué la expresión "imperialismo yanqui" es "válida en su racionalidad"?

Asi como el autor lamenta la opinión de algunos Senadores a quienes llama "internacionalistas", yo lamento mucho la opinión desinformada y profundamente antediluviana del autor. Lamento también que su opinión sea a tal grado simplista que simplemente mencione como argumento la supuesta "intromisión" del Senado mexicano. Lo lamento más porque me supongo que se trata de un estudiante de licenciatura que deberia tener una mayor curiosidad intelectual y mayor frescura para abordar un tema tan relevante. Además, al ser estudiante del COLMEX debería tener mayores herramientas para investigar un tema como este para no tener que recurrir a ciertas frivolidades pseudoperiodísticas. Por ejemplo, si el autor supiera que Rosario Green se reunió con la disidencia cubana durante su gestión al frente de la SRE, se sorprendería menos.

Sería interesante que el autor leyera mucho más de lo escrito por la Dra. Ana Covarrubias sobre el papel de los derechos humanos en la política exterior de México. También sería importante que se informara más sobre la política exterior que muchos otros países han implementado reconociendo la jurisdicción universal de los derechos humanos, la responsabilidad de proteger, entre otros conceptos que son todo menos "demodé"(sic).

Finalmente, ojalá los estudiantes del Colegio consigan algún día superar ciertos vicios muy desagradables como citar a la menor provocación y de la manera más simplona -a veces sin ningún sustento- a Cosío Villegas.

Buena suerte con la revista y les envío un saludo cordial.

Arturo Magaña Duplancher

Unknown dijo...

Agradezco su atención al contenido de esta columna de opinión que expresa sólo la del autor y que al llamarla "chabacana" define de manera correcta. De acuerdo con que el rigor analítico está ausente jamás señalo lo contrario. No niego las deficiencias en la escritura. Niego la falta de conocimiento sobre la política mexicana "y sobre el quehacer legislativo y su vinculación con la política exterior de México". Agradezco sus preguntas y respondo en su orden. 1)Conozco la fracción del art. 76, que habla de "analizar" como función que debe ejercer el Senado acerca "de la política exterior desarrollada por el Ejecutivo Federal", un exhorto del tipo del que ocupa mi opinión no me parece un análisis. 2) No señalé que fuera "inconveniencia" la profesión para pertenecer al Senado, ni para la Comisión de Relaciones Exteriores, lo que sí es inconveniente es que la falta de profesionalización en ésta es lo que lleva a hacer de exhortos de esta índole, sin la cautela necesaria. El punto central es la profesionalización de los legisladores. Estudiar Relaciones Internacionales no es suficiente para tener lo que llamé "experiencia [como] internacionalista", pero sí es un buen comienzo, usted dirá si se siente o no preparado para un encargo de esa índole dados sus estudios como internacionalista, yo no puedo hablar al respecto porque no lo soy. 3)Considero que incluso menos del 5% de los senadores son internacionalistas de profesión, el cálculo fue muy somero. Exacto, termino respaldando la opinión de una de las senadoras que se opusieron al exhorto y que no son internacionalistas, pero que tienen profesionalización en el trabajo legislativo una y la otra en el trabajo como dirigente empresarial. No me parece paradójico porque el eje de toda la opinión es la necesidad de legisladores profesionales. 4)Me parece que el Senado al pronunciarse acerca de un asunto interno de otra nación sí se inmiscuye "hasta la cocina", porque al ser un órgano del Estado mexicano no debería hacer juicios de valor ni adoptar posiciones de actores externos como propias acerca de un asunto que, repito, es de índole nacional. No hablo de la situación de los derechos humanos en Cuba porque no es asunto que ocupa la opinión de la columna. Le recuerdo, el tema de ésta es la falta de profesionalización en el Congreso. 5) Tampoco ocupa a esta columna de opinión definir a los presos de ése momento histórico ni de ninguno otro en Cuba o el mundo. 6) No sugiero que no se consulte a la prensa nacional e internacional. Opino que deberían consultar fuentes ajenas a éstas, como el mismo gobierno cubano y los grupos de disidentes. 7) Como seguramente sabe, la racionalidad individual limitada de Michel Crozier, permite que la estrategia de los individuos sea racional siempre. Es decir, el comportamiento de cada individuo no es nunca irracional, si se lo ve desde la perspectiva del mismo individuo.
El argumento "simplista": la "supuesta intromisión", no es más que eso una intromisión de uno de los dos órganos que representan al poder legislativo de este país en los asuntos de otra nación que no pidió su participación. Esta es una columna de opinión que no pretende ser un ensayo académico.
Finalmente le digo que la mención que el autor hace de don Daniel Cosío Villegas sí tiene sustento en una idea que él desliza en "El estilo personal de gobernar" hablando del canciller Rabasa, debo suponer que recordará ese pasaje. Esté tranquilo, porque no conozco a algún alumno del CEI que tenga la manía de citar a Cosío Villegas sin sustento, no sé si haya sido una práctica común entre los contemporáneos de usted.

Atento,
Jaime H. C.