Revista Ágora: Desde el Oriente. Apología del té

Desde el Oriente. Apología del té

. 31/3/10
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“No quiero riqueza, ni tesoros terrenales, ni fama, estima o adoración de otros;
Dejad que mi destino me depare mi taza de té matinal, hecha por mí.
No me niegues, oh Señor mío, mi taza de té!
Dwijendra Lal Roy.


El té es un reflejo del espíritu oriental, pues es antiguo, diverso y tiene un carácter tradicional. En China se le da la misma importancia tanto a la materia como a la forma. Entre las tres bebidas calientes no tóxicas, cocoa, café y el té, la última es la más antigua. Cabe destacar que la hoja de té (Camellia sinensis) es originalmente del sureste asiático, en la actual Myanmar; sin embargo, fue en China, donde por primera vez se plantó para usos principalmente medicinales. Es importante resaltar que desde su origen, el té se ha preparado de distintas maneras en China. En los primeros siglos se hervían las hojas frescas en agua, del siglo III d.C en adelante se pulverizaban las hojas secas y luego se hervían, durante la dinastía Tang se comprimían las hojas de té, se pulverizaban y se batían en agua caliente con la ayuda de un palo hecho de bambú. Posteriormente, en la dinastía Song, la bebida era acompañada de cebolla, jugo de pepino, ajo y naranja. Prescindiendo de la forma de preparación, en China hay un gran número de tés herbales (recordemos que la planta original corresponde al té verde), como el té negro de Qimen, el Longjin de Hangzhou, el Biluochun de Wuxian, el Maofen de Anhui, el té de jazmín de Fuzhou, el Pu’er de Yunnan, el té de Liubao, entre muchos otros.

En Japón la ceremonia del té Cha-no-yu representa la síntesis de tradiciones, religiones y culturas de cientos de años. En esta ceremonia el anfitrión ofrece a sus invitados dulces dentro de un cuarto de decoración sobria, después dejan el cuarto para relajarse en el jardín, mientras se prepara el té adentro, unos minutos después el anfitrión llama a los invitados por medio del gong y vierte agua caliente sobre un recipiente que contiene té verde en polvo, mientras los invitados observan solemnemente los movimientos sobrios del anfitrión en una especie de ritual. Posteriormente el anfitrión ofrece el té a los invitados por orden jerárquico en dirección opuesta a las manecillas del reloj. Los invitados sólo tienen permitido tres sorbos y medio y deben limpiar el borde con un paño y pasarlo al siguiente invitado. La ceremonia sólo permite una sesión de preguntas y respuestas del anfitrión a los invitados. Este evento es practicado tanto por las clases altas como las bajas y representa la apreciación por el arte y la belleza, los buenos modales y la tradición del pueblo japonés.

La veneración al té adquiere una identidad propia en la cultura de los trabajadores del té de la India. Durante la época del British Raj en la India, los ingleses fomentaron una industria del té en Assam, al oeste de la India, por lo que llegó mucha mano de obra de diversos lugares y etnias de la India. Con el paso de los años, estos trabajadores moldearon una cultura única y homogénea que se caracteriza por los numerosos festivales (pujas o parabs) y la alegría y desenfreno con que se realizan. El karam puja es un ritual que se realiza para aumentar la producción de los campos con la esperanza de mejorar el lote material. Las canciones entonadas durante este ritual se llaman jhummur geet, donde se habla de descripciones de flores y la belleza de la naturaleza, expresiones de alegría y tristeza, la historia romántica de Radha-Krishna, etc. En pocas palabras, la asociación como cultivadores del té forjó un imaginario colectivo entre trabajadores de tribus y etnias diversas que a la larga serían una resistencia contra la ocupación inglesa.

En suma, con estos escuetos ejemplos trato de mostrar los diferentes efectos que tiene el té en tres culturas asiáticas representativas. En China podemos encontrar una diversidad que describe, guardando las debidas proporciones, el papel del té como diferenciador de las diversas regiones del país. En Japón, por otro lado, el té guarda un aspecto ornamental y estético que demuestra la tradicionalidad de la sociedad japonesa. Las asociaciones de trabajadores del té en India nos demuestran cómo un producto de recién producción (pues todavía a principios del siglo XIX el té que se consumía en India provenía de China) se vuelve un factor de identidad en un ambiente heterogéneo.

Si quieren saber más al respecto, les recomiendo los siguientes libros:
Dutta, Arup Kumar, “Cha Garam! The Tea Story”, Calcutta, Paloma Publications, 1992.
Chow, Kit, “All the Tea in China”, San Francisco, China Books and Periodicals, Inc. , 1990.

[Sobre el autor: Francisco Trejo estudia la licenciatura en Relaciones Internacionales en El Colegio de México; de manera quincenal en "Desde el Oriente" se analizarán diversas novedades y curiosidades de la política y/o sociedad de diversos paisés asiáticos -China, Japón, Corea del Sur e India.]

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