Esta semana sólo escribo dos renglones a modo de protesta por dos hechos internacionales que tienen que ver con la libertad de expresión y la justicia. El primero es mi suma al apoyo internacional que ha recibido el juez español Baltasar Garzón quien, como sugerí en una columna anterior, fue acusado del delito de prevaricación. Aquí entra un dilema de qué es más justo, lo que dice un papel o lo que dice un pueblo. Garzón, el juez más docto que pueda encontrarse en estos días, ha recibido un apoyo inmenso de cientos de miles de personas no sólo en España, sino en muchas partes del mundo (incluida la comunidad de exiliados en México) por buscar justicia contra los delitos del franquismo y los cientos de miles de personas desaparecidas durante la dictadura.
El otro asunto es la ahora famosa ley SB1070 firmada por la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, el pasado 23 de abril, que permite detener a cualquier individuo que tenga pinta de inmigrante (lo que sea que eso signifique) y, de no estar documentado, estará cometiendo un delito menor por el simple hecho de existir. Todo inmigrante legal que viva en Arizona, entonces, deberá ir cargando un bonche de papeles por si a un policía se le ocurre preguntarle si es o no inmigrante cuando vaya al supermercado, cuando vaya a la tienda o cuando saque a pasear al perro, como si fuera la Alemania nazi en la que había que salir a la calle con un brazalete con la imagen de la Estrella de David si se era judío. Y eso son sólo los legales: los ilegales serán tratados como criminales, pero confiando en la humanidad y “buena onda” de la policía de Arizona y su excelentísimo trato con los inmigrantes, seguramente se salvarán de un abuso.
Lo único que me saca una sonrisa es que, como vaticiné la columna de la semana pasada, Antanas Mockus, candidato a la presidencia de Colombia por el Partido Verde, ya sobrepasó a Juan Manuel Santos en las encuestas para segunda vuelta, aunque para primera vuelta se encuentran en un empate técnico.
1 Comentarios:
Matos, comparto tu enojo por la SB 1070, en especial porque no criminaliza solamente el hecho de tener una apariencia no estadunidense (retomo tu “lo que sea que eso signifique”), sino también el que los policías no hagan cumplir esta ley, el que se ayude a las personas con apariencia “no legal”, y, como tú bien dijiste, el no portar un portafolio con documentos migratorios todo el tiempo, compadeceré a los hispanos con alzheimer. Tal parece que pasamos de la amenaza amarilla oficial en contra de japoneses en las primeras décadas del siglo XX a una “amenaza café oficial” en las primeras décadas del siglo XXI. Si de por sí se veía difícil un acuerdo migratorio, con esto parece aún más distante; sólo esperemos que los chistecitos de Brewer llamen la atención de Obama y los congresistas para que de una buena vez se den cuenta de la necesidad de una reforma integral … mientras tanto, que el gobierno mexicano les pague a los mexicanos, por lo menos a los legales, una buena cirugía para que dejen de “parecer inmigrantes ilegales”.
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