El pasado 17 de enero y 7 de febrero (en segunda vuelta) de 2010, se llevaron a cabo elecciones presidenciales en Ucrania, las quintas consecutivas desde la independencia de la Unión Soviética en 1991. El Partido de Regiones ganó por un cerrado margen (3%, risible para México) al bloque del partido nacionalista. Más allá de que las elecciones arrojaron datos interesantes, llama particularmente la atención el sistema de partidos ucraniano, que posee un arraigo regionalista muy marcado, reflejado en el voto de 24 y medio millones ucranianos.
Ésta fue la primer elección presidencial después de la “Revolución Anaranjada” en 2004, producto de una impugnación electoral del candidato independiente Víctor Yushchenko —quien había sido envenenado en plena campaña, en septiembre de 2004, antes de las elecciones de noviembre. Su oponente en aquel momento era el entonces primer ministro, Víctor Yanukovich, líder del Partido de Regiones, quien resultara vencedor en febrero de este año y que ahora ostenta el cargo de Presidente de Ucrania. Me permito citar la controversia de 2004 puesto que fue un fantasma que rondó las urnas electorales el mes pasado, especialmente por tratarse de nuevo del mismo candidato que había ganado por “fraude” seis años atrás en un primer momento.
Por otra parte, el sistema de partidos ucraniano, que tiene lugar en un régimen “semiparlamentario” (más parlamentario que semi), es profundamente regionalista. El partido oficial, “Partido de Regiones”, no posee una ideología elaborada, sino una mentalidad práctica en torno a una política exterior que busca fortalecer los lazos económicos con Rusia, además de la firma de convenios con la Rusia Unida de Vladimir Putin. Si se toma en cuenta que el Presidente de Ucrania (Jefe de Estado) administra las relaciones internacionales, se podrá dilucidar la estrategia de este partido en elecciones presidenciales (una tendencia a la “rusificación”), que varía mucho de la estrategia en elecciones parlamentarias (abogar por el federalismo). Asimismo, el Presidente tiene la facultad de proponer al Ministro de Asuntos Exteriores ante el Gabinete de Ministros, el poder ejecutivo.
La oposición, el “Partido de la Patria”, de ideología liberal-conservadora, es profundamente nacionalista y voltea a la Unión Europea como eje de su propuesta de política exterior, pensando incluso en una integración. Si se revisa el mapa electoral de las pasadas elecciones, queda claro que los territorios que rodean el Mar Negro (los más desarrollados económicamente) y los que colindan con Rusia son aquellos que dieron su voto a Yanukovich, mientras que la mayoría de la parte occidental del país, que colinda con cuatro países de la UE (Polonia, Eslovaquia, Hungría y Rumania), votó por el partido nacionalista.
Es de destacar que la polarización (48.9% del Partido de Regiones contra 45.4% del Partido de la Patria) regional-partidista del electorado ucraniano (48.9% del Partido de Regiones contra 45.4% del Partido de la Patria) se da en un sistema político bastante centralizado, aunque las facultades presidenciales han ido cediendo terreno. Me parece importante rescatar que, de seguir la línea federalista que propone el ahora presidente Yanukovich (aunada a la disminución de facultades presidenciales que no presentaban una amenaza al sistema político), existe un riesgo considerable de presenciar el surgimiento de separatismos y demás fisuras al interior de una nación que registra una larga tradición centralista. Esto es, por ejemplo, lo que Mijaíl Gorbachov no entendió cuando puso en marcha la perestroika que, entre otras cosas (rescatables, sin duda), favoreció la descentralización y posterior fragmentación de la Unión Soviética.
[Sobre el autor: Rainer Matos Franco estudia la licenciatura en Relaciones Internacionales en El Colegio de México, cada martes escribirá reflexiones sobre los distintos procesos políticos que tienen lugar en el mundo.]
2 Comentarios:
Muy bien Rainer. Si me permites, quisiera agregar un par de cosas que podrían incluso complicar el asunto (pero eso siempre es positivo en el análisis político, jaja):
He visto en la prensa esa visión medio maniquea de Ucrania como escenario principal de la nueva tensión entre Rusia y Occidente. Yanukovich, en efecto, ha sido pintado en Europa del Oeste como el nuevo títere de Putin. Me parece que eso es exageradísimo. Yanukovich tiene en mente un proyecto nacional distinto al de Yuschenko pero quizá más sólido. Rusia es ineludible y a la vez importantísima para la economía y la estabilidad política ucraniana, y Yanukovich no ignora eso (como sí quiso ignorarlo Yushenko). Además, si alguien fue títere, yo diría que fue Yushenko, porque debemos recordar que insistió mucho más en agregarse a la OTAN que a la UE (y en términos político-ideológicos del siglo XXI, eso es deplorable; además parecía sincronización con Washington).
Además, vale la pena mencionar que el nivel de aceptación de Yuschenko se desplomó tristemente en los últimos cinco años y que quien realmente representó oposición/alternativa a Yanukovich fue Yulia Timoshenko, quien me parece que está un poco alejada de ese fervor nacionalista ucraniano de Yuschenko.
Quiero aprovechar para felicitar la idea de publicar pequeñas columnas semanales, constantes, breves y reflexivas en el Blog de la revista. Espero que empiecen a "llover" comentarios.
Saludos!
Aplaudo la interpretación que hace del federalismo en las condiciones históricas y políticas de Ucrania en la actualidad. Ese parece ser un tema innecesario en nuestro tiempo pero en Ucrania es muy vigente dado que la pelea electoral y hasta ideológica que hay entre regionalismo y centralismo nos remite a la que hubo en México entre federalistas y centralistas en el siglo XIX. No quiero decir que nos llaman "los adelantados", porque eso sería risible.
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