Revista Ágora: Lo natural del matrimonio homosexual

Lo natural del matrimonio homosexual

. 26/3/10
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Hablar de matrimonio homosexual es hablar sobre tomar posturas. Contrario a lo que usualmente sucede en otros ámbitos, no tomar partido en la arena política implica favorecer una posición: la contraria al cambio. En palabras de Deborah Stone, “la neutralidad política no existe, porque ser neutral implica en realidad apoyar al status quo.” La reflexión aquí propuesta no se refiere a tomar postura en cuanto al matrimonio homosexual en sí, sino a la clase de país en el que se desea vivir. Aunque los argumentos en contra de los matrimonios gay son variados y respetables, me llama la atención la lógica excluyente en su base: el matrimonio, por razones jurídicas – o externas a la voluntad mortal- es únicamente entre un hombre y una mujer. El objetivo de esta breve reflexión es revisar el matrimonio desde una perspectiva institucional, desmitificándolo para mostrar cómo las palabras matrimonio y homosexual no son por naturaleza términos mutuamente excluyentes.

Como cualquier otra institución, el matrimonio es una creación humana. Las instituciones son construcciones sociales creadas para brindar estabilidad. Consisten en conjuntos de reglas, que filtrando información, facilitan la toma de decisiones a los participantes humanos. Y si bien propician entre los individuos un comportamiento predictible - limitando y orientando la acción-, no son inherentes a la naturaleza humana. El matrimonio no es propio del ser humano, no surgió junto con la primera sociedad. Presente hoy en día como lo conocemos en el mundo occidental, no es ni siquiera artificio estático e inamovible, enteramente inmutable, de la modernidad. Las instituciones son prácticas informales que se van formalizando con el pasar del tiempo – en el caso del matrimonio, se pasa de uniones fortuitas entre varios individuos a parejas (idealmente) estables con responsabilidades y derechos. Por consiguiente, es imposible apelar a la “naturaleza” como argumento en contra del matrimonio homosexual. En palabras de Marta Lamas, lo tramposo del recurso retórico sobre lo natural es que se utiliza únicamente para poner objeciones a nuevos arreglos sociales, impidiendo avances humanos. Hay miles de condiciones que muestran cómo se rebasa la supuesta limitación “natural” y creamos, socialmente, nuevas condiciones de vida. Apelar a lo natural es negar la transformación y es un grave error en el siguiente sentido: hace cincuenta años no era natural que las mujeres votaran; tampoco era natural que los afroamericanos en Estados Unidos tuvieran derechos políticos; el apartheid era natural en Sudáfrica y, definitivamente, la opinión pública consideraba una deshonra familiar tener un hijo fuera del matrimonio, porque ello no era natural. Y si las sociedades cambian, las instituciones humanas también deben cambiar; el matrimonio entre amantes del mismo sexo no es ni siquiera dar un derecho, es reconocer algo ya presente. Tampoco es tolerar, porque la tolerancia rápidamente se convierte en intolerancia; es aceptar, es comprender que la vida no se reduce a los términos personales, que la realidad encierra un mundo de perspectivas y que es imposible pretender imponer una verdad, aunque compartida, a propios y ajenos.

Aunque bien podría argumentarse que las instituciones ya establecidas ejercen una influencia importante sobre las acciones posteriores – el llamado dependency path, donde elecciones pasadas marcan el camino de las futuras-, si no se pierde de vista que todo gira alrededor de decisiones humanas, el matrimonio aparece al alcance de los homosexuales. Si el proceso de cambio es posible, la institución puede expandirse sin violentar su significado o ponerse en peligro a sí misma. Sólo es cuestión de entender que los argumentos a favor de lo natural no llevan a ningún lado; desde una perspectiva institucional, los homosexuales, tan ciudadanos como los heterosexuales, deberían tener las mismas posibilidades de entrar en la institución matrimonial.

No se trata entonces de reflexionar sobre el bien o mal, físico o moral, de la unión entre amantes del mismo sexo, sino preguntarse el porqué no se cuenta con la disposición de construir una sociedad realmente justa: una donde el matrimonio no sea una construcción accesible por naturaleza sólo a un hombre y una mujer. Y si se entiende que la homosexualidad es tan normal como la heterosexualidad, pues está presenta en una amplia gama de seres vivos, no sólo en la especie humana, quizás se comprenda porqué la palabra matrimonio puede ser sucedida por la de homosexual sin que ello implique un cambio relevante en la institución. La homosexualidad, después de todo, si existió desde los comienzos del hombre.

[Sobre el autor: David Maravillas Flores estudia la licenciatura en Política y Administración Pública en El Colegio de México; cada mes escribirá reflexiones sobre la influencia que ejercen ciertos actores, como la sociedad civil, la Iglesia y las ONGs, sobre la toma de decisiones en los sistemas políticos de América Latina.]

4 Comentarios:

Francisco dijo...

-Desde mi punto de vista-
con esto solo queda claro que al igual de las instituciones politicas como los miembros que la conforman son un deficit de avanze moral para muchas de las masas sociales pues, es de pensar que si uno de nuestros gobernadores o su gabinete y/o cualquiera de los que conforman el movimiento politico de nuestra preferencia reprueban la ideologia o actos de otras masas entonces habra una alta posibilidad que las personas que apoyan esa politica reprobaran por igual la ideologia de otros afecte o no su vida personal, entonces ¿que tanto influye la ideologia politica a la de cada individuo?.

solo queria opinar con respecto a eso y respecto a la publicacion "Lo natural del matrimonio homosexual" me encanto este tema y me parecio muy bien explicado esperamos mas publicaciones de dicho autor.

Francisco javier.

Joe dijo...

hablas del fenómeno homosexual en otras especies, sin embargo son contadas las especies en las que parejas homosexuales formen parte de la estructura social, en toda la literatura que he tenido a la mano no hallo mas de un par de ejemplos en los que una pareja homosexual desempeñe un rol dentro de la lógica social o reproductiva... hablas de la "normalidad" de la homosexualidad, este punto queda a un lado cuando tratas el tema del matrimonio como una institución social... espero me des un ejemplo en la naturaleza en la que las parejas homosexuales desempeñen un papel primordial dentro de la estructura jerárquica, social, reproductiva o de cualquier tipo en una especie... sé feliz...

ovejita orejona dijo...

Respecto al comentario anterior, creo que pasa por alto el punto central del artículo, cuando menos a mis ojos: las instituciones de la vida social se construyen y la posibilidad de cambio en ellas no tiene que ver con la naturaleza humana (¿qué demonios es eso y, si las definiciones que existen se basan en cómo sería el hombre fuera de todas las condiciones reales en que vive y ha vivido, qué nos importa en la práctica?), tiene que ver con que somos seres capaces de decidir. Buscar argumentos en la supuesta naturaleza humana equivale a elevar una opinión o ideología particular a grado de verdad absoluta e ignorar la responsabilidad que pesa sobre la decisión que tomamos para evitar que otros puedan decidir por ellos mismos. Poco importa lo que hagan o no hagan los demás animales, ellos no imponen sus pareceres ni se preocupan por las instituciones matrimoniales.

Gustavo dijo...

Cometés un craso error al dar tu definición de "natural". En tu postura, "natural" es sinónimo de "habitual", y eso es incorrecto. Se habla del matrimonio homosexual como "antinatural" pues no se condice con la biología de los mamíferos (y de otras tantas especies de vertebrados).

La homosexualidad en el género humano y a nivel evolutivo no es sino un caracter no adaptativo, pues las parjas homosexuales tienen fintess = 0 (o sea, no tienen hijos).

En mamiferos no se registran casos de hoosexualidad, y en otros géneros donde ellos ocurre (algunas especies de camarones tienen patrones que serian calificables de homosexualidad) el proposito del comportamiento es evitar que los machos dominados (los de menor tamaño y fuerza, que suelen ser los "pasivos") sean matados por los de mayor tamaño y fuerza (que son los "activos").

La homosexualidad como tal, y al día de la fecha, no ha probado tener base genetica.

considerar la homosexualidad tan "normal" como la heterosexualidad es un craso error tambien. Basta con ver la proporción de homosexuales y la de heterosexuales para ver que es mayor la abundancia de heterosexuales. De ahi en mas, el termino "normal" pierde validez.

Acá no se trata de construir una sociedad mas justa. La justicia se imparte desde otras metodologias. Se trata de preservar la integridad del pilar principal de cualquier sociedad: LA FAMILIA.

Cualquier psicologo/a puede decirte que en el desarrollo de todo ser humano es fundamental la tutoria de un hombre y la de una mujer. Cada uno cumple un rol durante el desarrollo de sus hijos. Una pareja de individuos del mismo sexo no se adapta a este principio.

Por ultimo, avalar el matrimonio homosexual es, en definitiva, avalar que dos personas de un mismo sexo pueden construir un HOGAR (buscar la definicion completa de la palabra). Y esto implica, por tanto, asumir que estan en condiciones de adoptar un hijo.