Querido lector espontáneo, ocioso y errado,
El ensayo que leerás en el próximo número de la revista estudiantil "Ágora" acerca de las relaciones entre los Estados Unidos y el África Subsahariana es, básicamente, un intento por rastrear los primeros contactos políticos, económicos e ideológicos que, dentro del esquema mundial de la Guerra Fría, los países africanos establecieron con la superpotencia capitalista de Occidente.
África es el continente que, para algunos estudiosos contemporáneos, se quedó "al borde de la modernidad y del progreso". Durante la década de los años sesenta tales consideraciones no eran significativas para los Estados Unidos: África fue relevante en la medida en que garantizó la presencia económica estadounidense (país siempre preocupado por ampliar sus mercados e inversiones) pero, sobre todo, en cuanto siguió siendo una zona estratégica en la que los soviéticos no intentaron intervenir -aunque lo harían después de los años setenta. En general, las relaciones entre Estados Unidos y África durante estos quince años fueron pacíficas y cumplieron, principalmente, con metas económicas.
Sin embargo, el hecho de que la Unión Soviética se mantuviera algo alejada de los asuntos africanos no significó que los Estados Unidos no tuvieran intereses políticos -y, por lo tanto, fricciones- en la región. Los casos de Ghana y del ex Congo belga (hoy República Democrática del Congo o Congo-Kinshasa) ejemplifican dos situaciones en las que los Estados Unidos se vieron obligados a intervenir políticamente para cambiar dos regímenes que les eran poco favorables y que, en la lógica de la estadounidense de la Guerra Fría, podían entonces serlo para el bloque soviético.
Los países africanos, preocupados por beneficiar de cierta cooperación económica, permitieron a los Estados Unidos gozar de un amplio margen de maniobra en el continente, de tal suerte que Occidente mantuvo a raya los intereses soviéticos durante algunos años, a la vez que dificultó de sobremanera el desarrollo mismo en términos económicos y políticos de los nuevos estados subsaharianos.
Para leer el ensayo de Diego Michel Macías Woitrin, da clik aquí.
0 Comentarios:
Publicar un comentario