Primero, a inicios de mes, el agarrón público entre el Primer Ministro, Gordon Brown, y el líder de oposición, David Cameron. Ahora, el escándalo de corrupción y la renuncia del presidente del Parlamento, Michael Martín. La reputación impecable y admirable del Parlamento británico se tambalea, dicen unos; otros ven una oportunidad histórica para los partidos pequeños en las próximas elecciones.
[vía el blog de J.S-H.M.]
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